viernes, 7 de agosto de 2009

INTISUNQU WAMAN ENTREVISTA A UN SABIO MUCHIK

« LOS SACRIFICIOS HUMANOS ENTRE LOS PUEBLOS MUCHIKS DE AYER »
El Dr. Víctor Antonio Rodriguez Suy Suy es un antropólogo amerindio de la nación Muchik; nació hace 86 años en Moche, costa norte peruana. Ha sido decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo (Perú); actualmente es Profesor Honorario de la Universidad César Vallejo y Profesor Emérito de Universidad Nacional de Trujillo, su alma mater. El Colegio Nacional de Antropólogos, en ocasión del I Congreso Nacional le ha otorgado la especial distinción de Maestro de la Antropología Peruana. De igual modo, ciertos estudiosos del mundo muchik lo han calificado, por su abnegada labor a favor de la preservación y revivificación de los Pueblos Muchiks, de Salvador de los Pueblos Muchiks (expresado por Richard Schaedel, Austin, Texas, 1998). En la actualidad nuestro distinguido entrevistado dirige las actividades que desarrolla el Centro de Investigación y Promoción de los Pueblos Muchik “Josefa Suy Suy Azabache”, del cual es su Director-fundador. No esta demás anotar que el apellido materno (Suy Suy) que porta nuestro entrevistado es de origen muchik. Remarcamos asimismo que pese a su avanzada edad, nuestro hermano y amigo, continúa trabajando como Docente Asociado en la Escuela de Postgrado del Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas (PRATEC). El Dr. Víctor Antonio Rodriguez Suy Suy, desde hace más de medio siglo participa de manera activa en eventos científicos y educativos, nacionales e internacionales, sea como expositor académico o como representante de la Ancestral Nación Muchik.

Nuestro amigo y hermano, en el mundo andino del Tawantinsuyu es reconocido como un guardián del patrimonio espiritual de la Nación Muchik: un Oquetlupuc. Como podrá fácilmente darse cuenta, nuestro entrevistado no es un expositor amateur ni mucho menos un indianista de inflamado discurso, sino más bien es alguien que simplemente sabe lo que dice, no tanto por su sólida trayectoria académica, que la tiene, sino más bien por lo que es: un cualificado guardián de su forma tradicional particular, la tradición muchik.

Intisunqu Waman

¿Porqué los cronistas españoles y mestizos del siglo XVI, en sus obras mencionan que los sacrificios humanos entre los pueblos amerindios en general y muchik en particular, por citar solo a estos, eran una cosa corriente? ¿Piensa usted que existe un fondo de verdad histórica en estas afirmaciones o ellas son simplemente el producto de la propaganda orquestada desde fines del siglo XV en Europa y que incluso se prolonga hasta nuestros días para justificar y legitimar la invasion, ocupación, colonización y neocolonización occidental de nuestro continente?

Dr. Víctor Antonio Rodríguez Suy Suy

Es una pregunta que tenemos la obligación de contestarla en el respeto de nuestra verdad histórica. Las noticias que aparecen en las obras de los primeros cronistas españoles y mestizos, en donde mencionan que en nuestros Pueblos Amerindios se practicaban sacrificios humanos, es aberrante. Definitivamente esto lo escribieron para justificar y legalizar sus actos de genocidio y etnocidio contra nuestros pueblos y de ese modo afirmar su pretendida “conquista” y hacer suyo nuestros territorios, pueblos y recursos complementado esto con actos de rapiña, destrucción de nuestros centros rituales, de la infraestructura de apoyo a la producción, y la esclavización masiva de nuestros antepasados. Para lograr esto los españoles trajeron consigo sus guerras, a las que complementaron con sus acostumbrados degollamientos y descuartizamientos[1]. Nuestros pueblos amerindios no hemos sido ni somos de guerra, por eso no hay evidencias de cuarteles, fortalezas ni armas de guerra, como pasamos a explicar.

En el marco de la visión amerindia (Muchik y Andina en general), desde sus orígenes más tempranos hace unos 15 mil años a más antes de la era cristiana, hemos vivido y seguimos viviendo en un mundo vivo y vivificante de siempre, sin tiempo ni espacio, en el gozo de bienestar. La evidencia arqueológica nos demuestra que todas sus manifestaciones son de carácter ritual para alcanzar ese bienestar: pictografías en cerámicas o murales con motivos incisos o en relieve, tejidos, cabezas escultóricas conocidas como “huacos retratos” incluyendo brazos-piernas; también tenemos cabezas de piedra, conocidas como “cabezas clavas” (Chavín); personajes en madera, reconocidos como “ídolos”; personajes de piedra tamaño natural, reconocidos como “monolitos” en Huari (Ayacucho) y Kunturwasi (Cajamarca); estelas en alto relieve de cabezas–brazos–piernas–ojos–vértebras y personajes tamaño natural en actitud ritual en los murales de Sechín; o los motivos de relación Pan–Andina, como las expresadas en el Obelisco Tello y Lanzón en Chavín de Huantar; y figuras en las Líneas de Nazca, etc.
Etnográficamente, para las “personas carismáticas” (Oquetlupuc en Muchik, Paqu o Paco en Quechua y Yatiri en Aymara), esas manifestaciones arqueológicas, fueron y siguen siendo “vívidas” y “vivificantes” para las relaciones armoniosas–cariñosas y espontáneas que se dieron y se siguen dando entre los miembros de la Comunidad humana, la Comunidad natural (mar, laguna, nevados, cerros, luceros, animales, etc.) y la Comunidad Protectora (algunos miembros de la Comunidad natural, personas carismáticas cercanas o lejanas vivas o finadas), etc.
Así fue y sigue siendo la vida entre nuestros Pueblos Amerindios en ininterrumpida continuidad cultural. Así por ejemplo, ancianos campesinos del valle de Casma refieren que:
«...el Centro ritual de Sechín fue y puede seguir siendo el Centre Clínico Andino más importante para la recuperación de las personas y sus pueblos, para arreglar sus vistas, recuperar las fuerzas de sus brazos–manos–piernas para sus trabajos y largas caminatas de relaciones de reciprocidad como algunos lo seguimos haciendo hasta ahora en dirección a los pueblos del Callejón de Huaylas siguiendo los caminos de nuestros gentiles, llamados hoy “caminos de herradura” »

Los Oquetlupuc se refieren a Sechín con más precisión:

« Si nosotros trabajáramos aquí con los motivos que allí están representados, podríamos arreglar –curar– cualquier enfermedad de los huesos u órganos internos allí representados o también afirmar la armonía entre los pueblos y la naturaleza ... pero si trabajamos aquí, la policía nos llevaría presos decomisando nuestros materiales de trabajo ritual... por eso cuando nos solicitan lo hacemos en el patio de nuestra casa de campo, llamando desde allí a esos motivos o usando huacos en forma de cabezas–piernas–brazos también sonajas de huacas o llamando a protectores como al cóndor, cerros, lagunas, etc., quienes de inmediato se hacen presente ...»

Son los Pueblos Amerindios de siempre, en su ininterrumpido bienestar, sin evidencias de sacrificios humanos (degollamiento – descuartizamiento). En la etapa colonial aprendimos de los españoles sus actos de guerra para defendernos...

Intisunqu Waman

En estos últimos quince años observamos una agresiva campaña, la cual es apoyada por la clase política alógena que administran nuestros países y que es sostenida -intelectualmente hablando- por la mayor parte de especialistas occidentales y occidentalizados (antropólogos, arqueólogos é historiadores), a nivel nacional así como internacional, y que tiene por objetivo avalar y difundir la hipótesis de los sacrificios humanos y la antropofagia entre los pueblos amerindios, presentándola como una indiscutible “verdad histórica”. Así pues, según afirman estos, los sacrificios humanos eran prácticas corrientes en las civilizaciones andino-amazónicas del Tawantinsuyu (Chavín, Muchik, Nazca e Inka). Incluso últimamente hemos leído de que en la ciudad sagrada de Caral[2], la que tiene una antigüedad atestada de 5,500 años, que la hace una ciudad contemporánea a las ciudades mas antiguas del Asia (Mohenjo Daro, Harappa), según su supuesta descubridora, se habría también practicado sacrificios humanos. ¿Es que se trata de una forma fácil de explicar un mundo, el amerindio prehispánico, ante el cual los especialistas en mención se encuentran lejos de comprender? ¿O más bien se trata, como lo hemos dicho hace un momento, de una suerte de “dogma científico”, que sirve como arma ideológica y mascarada a fin de “justificar” y “legitimar” lo que ha hecho el Occidente moderno[3], por solo hablar del Tawantinsuyu, desde la tercera década del siglo XVI hasta nuestros días (genocidio, etnocidio y una cretinización masiva de la población amerindia a través de la religiosidad cristiana)? Al respecto nos gustaría saber su punto de vista tanto como académico y como un calificado representante de la milenaria Nación Muchik.

Dr. Víctor Antonio Rodríguez Suy Suy

Como miembro de las naciones amerindias en general y de mi ancestral Nación Muchik, voy a responder esta pregunta en la voz de estos mis Pueblos ancestrales de ayer y hoy en el marco de visión cósmica que, desde 15,000 años a más antes de la era cristiana, seguimos presentes en razón a nuestra interrumpida continuidad étnico–cultural. Definitivamente, la hipótesis sobre prácticas de sacrificios humanos (degollamientos – descuartizamientos) por nuestros Pueblos Amerindios, científicamente no está ni será jamás probada, como lo vamos a demostrar mas adelante. Esa hipótesis, esta basada en la descripción física de materiales arqueológicos y/o en los degollamientos ejecutados por los mismos invasores españoles durante la violenta invasion y ocupación de nuestros territorios e incluso en la etapa propiamente colonial, pérfida acción que fue acompañada de insultos denigrantes para controlar las rebeliones nativas ante la fuerte opresión española[4] , pero no es una descripción de su real expresión espiritual (cósmica).
La Etnografía moderna hace lo propio. Presenta a nuestros Pueblos Amerindios de hoy, como “primitivos” en uso de técnicas rudimentarias y subdesarrolladas, que no significan ninguna base para conocer nuestro glorioso pasado y que está camino a su desaparición. Es decir, es una desleal conspiración permanente para eliminar nuestra gloriosa presencia de ayer, hoy y siempre. Pero, ahora como hemos anotado, vamos a demostrar que, tal hipótesis de los investigadores y doctos occidentales y occidentalizados, relacionados con los sacrificios humanos (degollamientos – descuartizamientos) como prácticas corrientes entre pueblos Muchik, Chavín, Inca y otros Pueblos ancestrales, no es sólo falsa, sino también una forma de conspirar contra nuestra ancestral vida armoniosa entre los miembros de la Colectividad Natural (comunidad humana, comunidad natural y comunidad protectora) y una grosera arma ideológica para justificar sus malévolas acciones de etnocidio —destrucción de nuestros centros rituales y acciones de cristianización masiva— y de genocidio contra nuestros pueblos, acompañado de violaciones, saqueos, pillajes y expropiación ilícita de nuestros bienes materiales: tierras-aguas, cosechas-minas, etc., empezada desde el mismo momento que pisan nuestros territorios, a partir del “descubrimiento” de América (1492), y de la mal llamada “conquista” (cuando se trata en verdad de una invasion y ocupación manu militari) de nuestros territorios tawantinsuyenses (1532). Es decir, que estamos viviendo dos mundos: el opresor (occidental moderno) y el oprimido (andino-amazónico tradicional) hasta nuestros días; ahora camino a nuestra reapertura y revivificación integral[5] a partir de nuestras vívidas y vivificantes obras ancestrales (evidencias arqueológicas) que no son del pasado sino vivencias integrales de hoy (etnográficas) en su ininterrumpido proceso de creación y re-creación.
A modo de ilustración, vamos a presentar tres casos para entender cómo evidencias de ayer (arqueológicas) y las de nuestros pueblos Amerindios de hoy (etnográficas) a manera de un todo se muestran viviendo en un mundo vivido y vivificante para nuestro bienestar sin sacrificios humanos:
1) Ante una Lámina pictográfica Muchik que representa a una persona con una mano agarrando de los cabellos la cabeza humana seccionada y en la otra mano un instrumento cortante; esta acción es identificada arqueológicamente, es decir interpretada, como un degollamiento, sin embargo nuestro Oquetlupuc nos dice:
«... no es degollamiento real... mire usted señor la cabeza del degollado es más chica que la cabeza del degollador... [si fueran reales] debieran ser del mismo tamaño... lo que se presenta allí es una cabeza “jalada” que el Oquetlupuc, en sesión ritual, esta haciendo a la cabeza de una persona para darle fuerza mental, botarle los malos pensamientos que pueden afectar a su comunidad, o también puede estar botando una enfermedad... son practicas [rituales] que nosotros hacemos hasta ahora para los mismos propósitos, mientras que la persona a quien “jalamos” su cabeza esta durmiendo tranquilamente en su casa...días después él mismo sentirá su cambio o mejoría...es que mire usted señor nuestras cabezas son el centro motor de todas las acciones de las personas...por eso deben estar sanas para el bienestar de la comunidad y su salud...no es degollamiento real...»

2) Referente a láminas de ceramios Muchik que muestran esculturas de brazos y piernas y/o estelas con alto relieves en los murales con cabezas-brazos-ojos-piernas y/o personas custodio-danzantes al borde de la puerta de ingreso al patio ritual, como es el caso de Sechín en el valle de Casma[6], el Oquetlupuc nos dice:

«... esas cerámicas Muchik y figuras de Sechín son las mismas partes de nuestro cuerpo que en sesiones rituales las hacemos trabajar... a esas piernas Muchik pidiéndoles fuerzas para largas caminatas y a los brazos para duros trabajos en nuestras chacras … y en el caso de los ojos de Sechín para dar fuerza a la visión para ver más allá de lo que la visión ordinaria puede ver… los custodios-danzantes, son los Oquetlupuc gentilicios que están en la puerta bailando-cantando para que el centro ritual “jale” lo que el Oquetlupuc y asistentes gentilicios le piden en el ritual … es lo mismo que haríamos nosotros con los asistentes si ahora trabajaríamos allí…»

3) Referente a las cabezas de piedra en el muro frontal del patio ritual de Chavín, nos dicen:

«... son pues cabezas de los Oquetlupuc y Paqu, Gentiles, vivos o finados a quien según las circunstancias; el Oquetlupuc en acción ritual “llama” para que lo acompañe en el acto ritual que hacia en el patio para el bienestar de los pueblos andinos... son pues son cabezas de Oquetlupuc y Paqu, gentiles-protectores, asegurados al borde superior del muro con punto de la misma piedra a modo de clavo... pero no son cabezas degolladas como algunos dicen en su ignorancia... si nosotros hiciéramos un ritual allí podríamos “llamarlos” para que nos ayuden porque tienen una vida encantada... »

Los casos expuestos por nuestros Oquetlupuc de hoy, refieren con suficiente claridad que, nuestras manifestaciones culturales de ayer, llamados “restos arqueológicos”, siguen vivificantes en las manifestaciones culturales entre los pueblos Amerindios de hoy (etnografía moderna) de manera vívida y vivificante como la mejor expresión de su continuidad recreada ininterrumpidamente sin guerras ni sacrificios humanos (degollamientos-descuartizamientos). Es por ello que nuestros Pueblos Amerindios y particularmente nuestros Oquetlupuc (Muchik), Paqus o Pacos (Quechuas) y Yatiris (Aymaras) de hoy, reafirman que nuestra milenaria cultura material y espiritual sigue viva en su relación armoniosa-cariñosa y espontánea entre los miembros de la Colectividad Natural: es nuestra familia Amerindia- nuestra familia cósmica (espiritual) como un solo cuerpo, razón suficiente para entender el por qué la presencia de sus centros rituales en todo el espacio Amerindio, incluyendo espacios de “encanto” (fuerte energía) é islas marinas, sin evidencias de sacrificios humanos.






Fig.1: Pictografía muchik mostrando a dos Oquetlupuc en disputa ritual con una “cabeza degollada” en la mano de uno de ellos.


Fig. 2: Pictografía nazca mostrando un Oquetlupuc con una “cabeza degollada” en cada mano. Obsérvese que en la parte inferior de su traje ritual figuran tres cabezas. Es de notar que las llamadas “cabezas degolladas” expresan alegría. Asimismo, obsérvese que de la cintura del Oquetlupuc cuelgan dos cabezas, también en actitud sonriente.




Fig. 3: Pictografía nazca mostrando un Oquetlupuc en actitud de vuelo trayendo en sus manos una “cabeza degollada”, la cual es llevada o jalada de dos mechones de cabellos que separan la cabeza en dos partes iguales; los ojos de esta cabeza expresan una actitud extática; hay también una pequeña cabeza, que es transportada mediante un solo mechón de cabello, esta también se encuentra sonriendo.

Conforme a la versión de nuestros Oquetlupuc Muchik, las “cabezas degolladas” que aparecen en estas pictografías no son degollamientos reales sino mas bien “degollamientos cósmicos; es por ello que las cabezas degolladas no son del tamaño de la cabeza del degollador y por lo mismo siempre están con los ojos bien abiertos y sonriendo.

Intisunqu Waman

Hace unos días hemos visto un documental sobre lo que llaman « Los sangrientos rituales Moche »: en este intervienen varios especialistas (antropólogos, arqueólogos y criminalistas), quienes trabajan sobre el terreno (realizando excavaciones arqueológicas), en museos y en laboratorios estadounidenses. En síntesis, todos afirman que los “moches” practicaban rituales sangrientos (degollando y descuartizando para así obtener sangre humana); con este propósito, según estos especialistas, los “moches” capturaban prisioneros y luego los sacrificaban. Para sustentar esta hipótesis muestran esqueletos humanos, supuestamente de los siglos VIII o IX, cuyos huesos de los brazos descarnados aun conservan, en forma misteriosa por cierto, restos de cuerdas o soguillas de origen vegetal (la llamada “soga de cabuya”), encontrados en lugares rituales y no en tumbas. A fin de darle contundencia a su hipótesis estos especialistas afirman que los esqueletos humanos en mención han sido encontrados en niveles estratigráficos que corresponde a mil años después de la era cristiana. Es de notar que las osamentas presentan, sobre todo en las vértebras cervicales, cortes a modo de incisiones hechos con un arma cortante metálica, según los especialistas, se trata de incisiones hechos por los “tumis”[7]. Es más, los especialistas de marras, a fin de reforzar su hipótesis muestran ciertas escenas que se observan en ceramios, esculturas y pinturas murales muchiks, interpretando los símbolos que se encuentran en estos en forma “literal”, es decir « la imagen, según ellos, corresponde a una escena real » (sic). Bueno, hay varios aspectos que nos han llamado poderosamente la atención: 1) parecería mas bien que los cuerpos de las victimas fueron desplazados (por aluviones, profanadores de tumbas, animales carroñeros, etc.); 2) es poco serio sostener que las “cuerdas vegetales”, para amarrar a los prisioneros muchiks, hayan podido durar tantísimos siglos (casi doce!); 3) los cortes (incisiones) que presentan las vértebras cervicales de las victimas parecen que podrían mas bien representar las huellas dejadas por los españoles, quienes en su pasaje por centros rituales muchiks, y al encontrarse con sus guardianes los torturaban y los degollaban para hacerlos declarar sobre la existencia de “tesoros ocultos”; y 4) es aberrante interpretar los símbolos tradicionales del mundo amerindio como usualmente lo hacen los modernistas; es mas, los pictogramas e ideogramas, en este caso muchiks, no solamente podrían estar “describiendo” sus mitos y rituales cosmogónicas y cosmológicas, sino que estos han sido realizados siguiendo los cánones del arte tradicional, que es completamente ignorado por dichos especialistas.

Fig.4: Esta compleja pictografía muchik, es interpretada por los especialistas modernos como una: « Escena de recepción de sangre de victimas humanas degolladas y presentación de copa sacrificial como ofrenda a un personaje que representaría a un régulo o a una divinidad muchik » Dicha interpretación nos parece no solamente “literalista” sino que esta orientada a fin de sostener la “hipótesis sacrificial”. Por nuestro lado también podríamos interpretar dicha pictografía, y ella seria tan valida como la interpretación hecha por los modernistas. Para no alargar este breve comentario vamos a referirnos a los personajes que están identificados con la letra G: en primer lugar, no son victimas degolladas, como puede observarse con claridad, están vivos, y si se encuentran maniatados esto no significa que son necesariamente “victimas sacrificiales”, podría tratarse de reos condenados a muerte. Obsérvese al personaje F, esta mirando al personaje A, quien —en ese momento— esta recibiendo ofrendas (ver personajes B, C y D). El objeto no 3: es un anda o palanquín, en el palo de carga están colgadas dos cabezas, las que parecen ser de los mismos personajes G. Esta interpretación como la primera, son simples interpretaciones de un pictograma muchik, y este no es necesariamente una fotografía para describir escenas reales. (Este dibujo ha sido sacado de una pintura de vaso ritual muchik, realizado por Gerdt Kutscher y publicado en su libro, 1983, fig.299)

Al respecto mucho le agradeceré nos diga su valiosa opinión.

Dr. Víctor Antonio Rodriguez Suy Suy

Primeramente, en base a nuestros trabajos etno-arqueológicos, podemos afirmar que, las escenas pictográficas muchik en ceramios y murales que encontramos en los centros rituales, no representan sacrificios humanos, es decir descuartizamientos o degollamientos reales, como lo publicitan los arqueólogos occidentales y occidentalizados. Lo que ellos publicitan, es una descripción física y fría de lo que sus ojos ven, sin captar la relación vívida y vivificante que dichas manifestaciones guardan para ponerlas en acción durante el ritual que allí realizaba el oquetlupuc para recuperar o mantener el equilibrio del bienestar integral de la población y sus bienes a nivel local-microregional-regional y Pan-Andino. Esto quiere decir que, no puede hablarse de esas escenas aisladamente, sean estas: pictografías en cerámica, murales en relieve o incisos, textiles, bastón metálico o madera (algarrobo), etc., sino también verlos en su relación con la estructura del centro ritual (huaca), el por qué del sitio donde fue construido el centro ritual, razón de los colores aplicados, etc., esto es: vistos y entendidos en su conjunto como un solo cuerpo viviente. Igualmente, en el caso de los ceramios escultóricos: brazos, piernas, cabezas (huaco retratos) o la pictografía de un Oquetlupuc con cabeza humana cogiendo de los cabellos con una mano y en la otra mano luciendo el “cuchillo degollador” sin observar que la cabeza del degollado es más chica que la cabeza del degollador y que tiene los ojos abiertos, que simplemente demuestra que no es un degollamiento real, confirmado por un Oquetlupuc de hoy, quien dice:

« ...es un degollamiento ritual que nosotros también hacemos ahora para armonizar la mente de las personas que la tienen alterada... es lo mismo que ahora también hacemos con ceramios (escultóricos) de piernas, brazos, ojos, etc., para dar fuerza a las personas en sus largas caminatas, trabajos en sus chacras o también para arreglar su visión... »

En relación al hallazgo de restos humanos encontrados en las “huacas” descritas como las mejores evidencias de la “cruel y despiadada acción guerrera de los Muchik” que descuartizaban y decapitaban a los prisioneros de guerra, me permito decir que: no hay evidencias que justifiquen esa despiadada acción de los “guerreros Muchik”. Algunas pruebas al respecto: a) no hay evidencias de cuarteles para los ejércitos; b) no hay evidencias de fortalezas para el enfrentamiento entre los guerreros; y c) no hay evidencias de armas de guerra, etc., que no es motivo de explicar en este momento. Lo que sí podemos afirmar es que: conforme al modo de vida de los Pueblos Muchik y Andinos en general de ayer y siempre, nosotros hemos vivido y seguimos viviendo en relación armoniosa-cariños y espontánea entre los miembros de la Colectividad Natural: Comunidad Humana – Comunidad Natural y Comunidad de nuestros Protectores. Evidencia de esta relación armoniosa son nuestros milenarios caminos ancestrales, modernizados o no, considerados como los mejores mensajeros de esa relación.
En consecuencia, estamos en condiciones de afirmar también que, los restos humanos encontrados “descubiertos” en “huacas” no corresponden a la supuesta “crueldad de los guerreros Muchik contra los prisioneros de guerra”, porque: 1- Los restos humanos fueron y son sepultados en tumbas formales: a- Si alguno o algunos de ellos están con ajuar finamente elaborado, acompañado de joyas de oro o plata, brazaletes, collares, aretes, bastón metálico o madera (algarrobo), etc., se trata de una tumba del personaje carismático: el Oquetlupuc –que con esas artes– hacía los rituales llamando a sus protectores: cerros – mar con sus olas – al Sol – la Luna – luceros – lagunas – nevados – cóndor – jaguar (uturunqu) – serpientes – o al Oquetlupuc vivo cercano, lejano o finado, etc., para que le ayude o ayuden a restablecer el bienestar integral. Es por esa razón que el Oquetlupuc está en su tumba con todas sus artes, listo para concurrir espiritualmente al llamado de un Oquetlupuc de ayer y siempre. No se trata pues, de un enterramiento rico, de gobernante, guerrero o de elite, porque esos criterios no existieron. b- Otros enterramientos están en tumbas sencillas y con vestidos ligeros, acompañados de instrumentos de trabajo, escasos artefactos: ollas, vasos de cerámica, material textil, etc. En este caso se trata de tumbas familiares, a quienes sus deudos llamaban y llaman también hoy a sus espíritus para que los protejan o acompañen en sus viajes, trabajos o informarles de la vida familiar, como hacen hasta hoy[8]. Los actos aquí descritos, no son “creencias” ni “supersticiones” como también nos juzgan los occidentales y occidentalizados, sin advertir su ignorancia que el cuerpo muere pero el espíritu sigue en actividad hasta siempre.
Si en algunos centros rituales “huacas” – patios o pampas cercanas se encuentran “descubren” restos humanos dispersados y descarnados bajo gruesa capa de las arenas movedizas tras 500 años de abandono, no son evidencias de la llamada “crueldad de los guerreros Muchik” contra los “prisioneros de guerra” porque, como ya hemos anotado: todo enterramiento se hacía ritualmente en su tumba formal. Al respecto, ancianos campesinos Muchik y particularmente “huaqueros” de hoy refieren:
«...esos huesos desparramados deben ser de personas asesinadas que, dejadas allí, los gallinazos comieron sus carnes hasta dejar sus huesos sueltos... decimos esto porque así quedan también nuestros animalitos (burritos o caballos) cuando mueren en el campo... inmediatamente llegan los gallinazos, comen sus carnes y así igualito quedan sus huesos desparramados...»

Esta versión de los campesinos y “huaqueros”, explica fehacientemente que tales restos humanos “descubiertos” por los arqueólogos occidentales y occidentalizados deben corresponder a los asesinatos practicados por los españoles desde su llegada a nuestras tierras (1532) para afirmar su conquista, como el cumplido durante el acto de la captura de Atahualpa en Cajamarca y en el resto de nuestro espacio Andino (ver Fray Bartolomé de Las Casas[9], Pablo Macera[10], Waldemar Espinoza[11] y [12].

Con lo expuesto, podemos concluir que, la explicación dada por los arqueólogos occidentales y occidentalizados sobre los “descubrimientos” en ceramios y murales de centros rituales Muchik, que muestran –según ellos– escenas de degollamiento y descuartizamiento; así como también, restos humanos en “huacas” descritos como la mejor evidencia de crueldad de “nuestros guerreros”. Estas descripciones no sólo pecan de visión Andina, sino que, ponen en evidencia su permanente agresión y conspiración contra nuestros milenarios Pueblos Muchik y Andinos en general para erradicarnos y/o frenar nuestra vigorizante reapertura de bienestar integral que ya no se detendrá, porque, conforme a nuestro mandato histórico, tomando ahora de la modernidad en lo estrictamente necesario para afirmar el equilibrio de bienestar, pero sin caer en la sumisión ni en la dependencia[13]. Es el mensaje de nuestras tumbas, centros rituales, pictografías y campesinos Muchik–Andinos.
En lo referente al documental presentado en televisión, mostrando restos humanos dispersos–soguillas–vértebras cervicales con huellas de cortes–flechamiento, etc., con lo cual estos expositores se dan el lujo de afirmar que son las evidencias de los crueles sacrificios humanos practicados por nuestros milenarios Pueblos Muchik, debo manifestar mi total discrepancia de tales informaciones, porque en nuestra milenaria e ininterrumpida continuidad cultural Muchik no hay la menor evidencia etno–arqueológica de tales acciones. Sobre el particular, quisiéramos entender que, tales afirmaciones podrían corresponder a un negro propósito de “sacrificar-degollar” la vivencia histórico–social de bienestar y equidad humana de nuestros Pueblos Muchik presentes hoy y siempre. En consecuencia, lo expuesto por televisión, sería una versión más de la permanente conspiración contra nuestros Pueblos para frenar nuestra vigorizante reapertura integral de nuestros Pueblos que ya se está dando y no se detendrá.

Intisunqu Waman

Muy Respetable Oquetlupuc, memoria viviente y guardián de la Nación Muchik, le pido unas cuantas palabras para finalizar nuestra entrevista.

Dr. Víctor Antonio Rodriguez Suy Suy

A modo de conclusión de nuestra entrevista, siempre en la voz de nuestros Pueblos Muchik y Andinos en general, podemos afirmar que en el marco de las relaciones cariñosas y espontáneas entre los miembros de la Colectividad natural (Comunidad humana, Comunidad natural y Comunidad de nuestros protectores), hemos vivido y seguimos viviendo en mutua conversación e ininterrumpida para conservar nuestro bienestar en equidad humana. Si la invasion y ocupación hispana en 1532 y el establecimiento colonial, con actos de genocidio, expropiación ilícita de nuestros territorios, bienes, saqueos y humillación, no nos han destruido, ahora tras los 500 años de opresión, aquí estamos caminando andinamente a la vigorizante reapertura integral del bienestar ancestral, sin guerras sacrificios humanos ni degollamientos, porque no hemos sido ni somos “crueles guerreros”, como nos acusan los estudiosos de occidente moderno en su permanente conspiración contra nuestros milenarios y sabios Pueblos. La evidencia etnohistórica es la mejor fuente de esta verdad humana. Por esta razón es que los Pueblos Andinos de hoy, comentan con esclarecida tranquilidad que:
«... conforme a nuestra visión de ayer, ahora estamos caminando ininterrumpidamente a la recuperación total del conocimiento de nuestros “gentiles”... que ya lo estamos viviendo... »
(Esta entrevista ha sido publicada en la revista semestral Serpiente Emplumada, Ano 1 No.1, Solsticio de Invierno Austral, 21 Junio 2007, pp. 51-70).
NOTAS

[1] A propósito de esto consultar Fray Bartolomé de Las Casas, Brevísima Relación de la destrucción de las Indias, en revista El Quipe, Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca nº 8, Cajamarca, 1992; y Waldemar Espinoza Soriano, « La Rebelión de los Cocaleros de Songo y Challana 1623–1624 », en Investigaciones Sociales - Instituto de Investigaciones Histórico–Sociales, Año II – nº 2, Lima, 1998.
[2] Milenario centro ritual costero ubicado a unos 200 Km. al sur de Lima-Perú.
[3] Para nosotros el “Occidente moderno” no se encuentra en la actualidad espacialmente confinado al oeste del continente euro-asiático, mas conocido como Europa, ni tampoco son únicamente “occidentales” los europeos que allí continúan viviendo; en este sentido precisamos: 1) a partir del 12 de Octubre de 1492 debido a la invasion, ocupación, colonización y neocolonización (“globalización”), nuestro planeta se ha espacialmente “occidentalizado”; y 2) los descendientes de los europeos (eurodescendientes) que viven en nuestros territorios desde hace varios siglos: anglo-americanos, franco-americanos, lusitano-americanos y los verdaderos latino-americanos (los descendientes de los invasores, colonos e inmigrantes españoles, de ningun modo nos referimos a los acomplejados "mestizos" ni a los amerindios hispanófonos alienados) pertenecen indiscutiblemente a la raza europea (sobre esto último cf. René Guénon, Introduction à l’étude des doctrines hindoues, Paris, Guy Trédaniel Éditeur, 1997, capitulo I « Oriente et Occident », pp. 15-19).
[4] Véase Waldemar Espinoza Soriano, art.cit.
[5] Véase Víctor Antonio Rodríguez Suy Suy, Visión Endógena de la Cultura Andina: Una manifestación de su continuidad y vigorosidad. Los Pueblos Muchik en el Mundo Andino de Ayer y Siempre, Lima, PRATEC, 1997.
[6] Este lugar se encuentra localizado en la costa central peruana, partiendo de Lima con dirección al norte, a unos 200 km.
[7] Cuchillos rituales hechos en bronce y cobre que portaban los sacerdotes muchiks.
[8] Ver Víctor Antonio Rodríguez Suy Suy, Archivo CENMUCHIK en la ciudad de Moche-Perú (Tawantinsuyu).
[9] Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, en El Quipe. Revista de la Red Bibliotecas Rurales. Cajamarca Nº 8, Cajamarca – Perú, 1992.
[10] « 500 AÑOS ¿De qué? », en: 500 Años ¿De qué?, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1992, pp. 23-30.
[11] « 500 Años de Dependencia y Subdesarrollo », en: 500 Años ¿De qué?, Lima, Universidad Nacional de San Marcos, 1992, pp. 31-76.
[12] Art. cit., pp. 123-177.
[13] Ver Richard P. Schaedel, « 2000 Años de la continuidad cultural de los Muchik en la costa norte del Perú », en Ibero-Amerikanisches, Archivos N.P. Jg. 13. H.I., 1978, pp. 117-127; y, Víctor Antonio Rodriguez Sus Suy, op.cit., pp. 9–42.

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