domingo, 29 de noviembre de 2009

SOBRE LA ÉTICA TRADICIONAL EN EL MUNDO AMERINDIO

Actualmente lo más importante que debemos de realizar es que los antiguos Caminos Sagrados (*) eran lo correcto, y que si no lo seguimos estaremos perdidos y sin guía.

Hace mucho tiempo, el Creador proporcionó a los pueblos amerindios todo el conocimiento
sobre la manera cómo debemos de vivir y comportarnos.

Los amerindios han sido influenciados por las “tribus” exteriores [los occidentales modernos]
quienes no conocen el Camino Sagrado.

Nuestros ancianos siempre conocen los antiguos Caminos Sagrados, debemos consultarles y hablar con ellos antes que sea demasiado tarde.

Cada familia tiene necesidad de evaluar seriamente hasta qué punto está de acuerdo con los antiguos conocimientos.

Si somos críticos, rebajando al otro, egoísta, violento con la esposa o los hijos, si engañamos y somos deshonestos, entonces no vivimos el antiguo Camino Sagrado.

El antiguo camino era el respeto, el amor, el perdón y el compartir.


Thomas Yellowtail, hombre sagrado de la Nación Crow

(*) Es preciso entender por “Camino Sagrado”, al modo y estilo de vida tradicional de las sociedades amerindias. Este “Camino Sagrado” es también llamado “Camino de la Belleza” o “Camino Rojo”. Traduccion de Intisunqu Waman.

viernes, 20 de noviembre de 2009

RECENSIONES DE LIBROS Y REVISTAS

Dr. Abdullah Hakim Quick, Deeper Roots. Muslims in Americas and the Caribbean From Before Columbus To the Present, London, Ta-Ha Publishers Ltd, 1996, 180 páginas



Según el Dr. Abdullah Hakim Quick, autor del libro que reseñamos, para la historia occidental el primer contacto con las Américas (continente Abya Yala) ocurre en el Caribe el 12 de octubre 1492 cuando Cristóbal Colon llega a la isla de San Salvador. En el mismo estilo y no más tarde que en 1987, eminentes historiadores americanos seguían aún escribiendo[1] que durante cientos de siglos, mientras que grandes civilizaciones nacían y se desarrollaban en África, en Europa y en Asia, en las Américas ¡no pasaba nada! y que la historia del “Nuevo Mundo” era la historia de la creación de una civilización donde ninguna había existido previamente. Por lo visto, escribe el Dr. Hakim Quick, poco importa que en los momentos en que llega Colon a las Américas se hablaban más de 2000 idiomas distintos, entre los cuales: 250 en América del Norte, 350 en la región de México y América Central y, unos 1450 en América del Sur. Con cuatro palabras, por así decirlo, la visión de dominación y de supremacía cultural occidental moderna borra la presencia de más de 75 millones de indígenas, llamados equivocadamente “indios” por Colon. En realidad, sostiene el Dr. Hakim Quick, la historia de las Américas y de sus pueblos cubre más de 20 mil años atrás. Es la historia de un continente rico de civilizaciones talentosas y prósperas, unidas todas por una visión de armonía con la naturaleza, con logros lingüísticos y filosóficos, con altas tecnologías, con construcciones de pirámides y con estructuras políticas altamente desarrolladas donde se respectaba a la mujer.
De la misma manera que el pensamiento occidental moderno menosprecia a los pueblos indígenas, así mismo ignora la presencia afro-musulmana que existe en las Américas antes de la llegada de Cristóbal Colon. El Dr. Abdullah Hakim Quick estudia esta presencia y su desarrollo hasta el año 1998. La divide en cuatro momentos históricos: el período de exploración y comercio, el período de la esclavitud, el del trabajo por contrato principalmente con indios (de la India), y finalmente el período del re-despertar y de la reconexión con el mundo musulmán.
Aunque esta reseña va a detenerse principalmente sobre el primer período, pero vale también decir que en el segundo período nuestro autor habla de musulmanes negros que llegan a este continente entre los esclavos africanos y cuenta como algunos pocos lograron regresar. En el tercer período, el Caribe ve la llegada de gente procedente de la India que contratados para venir a trabajar, fundan hogares y se quedan. En esos momentos, sin embargo, no hay ningún reconocimiento entre los musulmanes de origen africano e indio (de la India), sino más bien enfrentamientos raciales ocasionales. En el cuarto período, ya entrando en el presente, el autor recuerda los logros de acercamiento que están naciendo entre las dos comunidades. Llama a la unidad y al universalismo del mundo musulmán en el Caribe y espera que este trabajo sea continuada por otros. Con esta obra, el autor también espera contribuir a la reescritura de la historia del planeta.
Volviendo al primer período de exploración y comercio, nuestro autor habla de la civilización Olmeca que desapareció misteriosamente en el quinto siglo antes de la era cristiana, después de unos 1100 años de presencia civilizacional. Fue una de las más avanzadas civilizaciones del mundo, con grandes centros urbanos de aglomeración, con lujares espaciosos reservados a templos, a palacios y a escuelas, y tanto a mercados como a casernas para soldados. Las casas de las poblaciones estaban construidas sobre calles bien planificadas, con sus callejuelas por detrás. Tenían organizaciones sociales, económicas y políticas complejas, un sistema de calendario bien preciso aún hoy, utilizaban una escritura glífica y preservaban su historia escrita. Había corporaciones de artesanos y de comerciantes y tenían prácticas rituales en inmensas pirámides con unas cabezas grandes de piedra que se pueden ver aún hoy.
En efecto, se han descubierto estas cabezas de piedra al fin del siglo XIX en las zonas de Tres Zapotes y de La Venta, en la península del Yucatán. El asombro es grande pues estas tienen rasgos innegablemente africanos. Están datadas entre los años 800 y 654 antes de la era cristiana y los historiadores y arqueólogos concluyen que hubo contacto entre los Olmecas y la 25ava dinastía de Nubia (África) así como también con los fenicios. De igual manera, se ha encontrado también todo tipo de artefacto africano en terracota.
El Dr. Hakim Quick también habla de inscripciones del siglo VII antes de la era cristiana, de monedas romanas del IV siglo antes de la era cristiana y de monedas árabe-musulmanas del siglo VIII en las Américas. En el otro lado del Atlántico, algunos de estos contactos están documentados: el historiador y geógrafo musulmán Abul Hasan Ali Ibn Husain Ibn Al Masu’di (871-957), en su libro Muruj adh-dhahab wa maadim al-jawaha, escrito cuando Abdullah Ibn Muhammad era califa de Al-Andalus (en la actual España), nos informa que un navegador musulmán llamado Ibn Aswad cruzó el Océano Atlántico en el año 889 llegando a una “tierra desconocida” (llamado en árabe: ard majhoola); esta es actualmente identificada, según el mapa (ver Fig. 3), como la América del Sur. En el siglo XII Abu ‘Abd Allah Muhammad al-Idrisi (1099-1180), médico y geógrafo árabe muy famoso, quien se establece en la corte del rey de Sicilia, Roger II, cuenta en su extenso trabajo Kitâb al-Mamalik wa-l-Masalik, el encuentro de unos marineros que habían llegado a las Américas ¡y que se habían encontrado con un traductor árabe!
Los contactos son múltiples y las creaciones artísticas que nos quedan, son sus innegables testigos...
Carolina Pérez


(Recensión publicado en la revista trimestral, Serpiente Emplumada, Vol. 1, No 1, Solsticio de Invierno Austral - 2007, Trujillo-Perú, pp. 109-113).

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NOTA:
[1] La edición de 1987 del American History: A Survey, firmada por tres eminentes historiadores americanos Richard N. Current, T. Harry Williams, y Alan Brinkley (citado por Dr. Hakim Quick, Deeper Roots…, op.cit., p. 6).

martes, 17 de noviembre de 2009

RECENSIONES DE LIBROS Y REVISTAS

Peter Hassler, Sacrificios humanos entre los Mexicas y otros Pueblos Indios: ¿Realidad o Fantasía?, Montreal, CRETA, Colección « Pachacuti », 2004, 192 páginas.


Libro publicado por el Centre de recherches et d’études des traditions amérindiennes — CRETA como número especial anual de la revista trimestral Abya Yala (Solsticio de Verano - 2004), forma parte de la Colección « Pachakuti ». Peter Hassler, PhD de la Universidad de Zürich, es el autor de esta singular obra: en realidad se trata de una suerte de resumen sintético de su tesis de doctorado: Menschenopfer bei den Azteken?Eine Quellenkritische Studie, Universidad de Zürich, 1992, 478p. Precisamos, que la obra publicada por CRETA ha sido escrita sobre la base de la mencionada tesis de doctorado así como de las exposiciones, entrevistas y encuentros sostenidos por su autor durante su estadía en México en 1993. Esta obra, en su primera versión apareció inicialmente publicada en la revista Ce-Acatl. Después de 11 años Peter Hassler ha autorizado a CRETA la publicación de la esta nueva versión, la misma que esta mejorada, corregida y ampliada.

Peter Hassler con su tesis de doctorado ha iniciado una ardua labor de esclarecimiento científico y de puesta en evidencia de ciertos prejuicios históricos que se siguen aplicando al estudio del mundo amerindio en general y mesoamericano en particular. Sabemos que esta labor precursora se hace actualmente mucho más difícil debido a la ilusa solidez del “orden establecido” por el invasor occidental desde su llegada a nuestros territorios el 12 de octubre de 1492, y que se prolonga desgraciadamente hasta nuestros dias gracias a la labor de europeos, de sus descendientes y de sus auxiliares occidentalizados. Es indudable de que el actual “orden establecido” se encuentra fundado en falsificaciones de todo tipo: históricas, jurídicas, teológicas, etc., las que pasan —sobretodo para la mayor parte de nuestros pasivos contemporáneos— por verdades axiomáticas, indiscutibles (por ejemplo: el supuesto origen asiático de los pueblos amerindios, su pretendido animismo, su imaginado estado de barbarie, etc.).

Precisamente una de estas mayores falsificaciones históricas que hace notar Peter Hasselr se refiere a los supuestos sacrificios humanos (por extracción del corazón, por descuartizamiento, por degollamiento). Desde fines del siglo XV hasta la fecha la estrategia del invasor occidental y de sus descendientes fue y es diabolizar al indígena de estas tierras, presentándolo como si fuera un bárbaro practicante de ritos macabros y primitivos, como antropófago, sodomita, idólatra, pagano y hasta como monstruo semihumano, a fin de legitimizar y justificar la invasión, ocupación, colonización y neocolonización de nuestros territorios. De igual modo, esta diabolizacion justifica su genocidio generalizado[1]; su cretinización masiva a través de una mascarada ideológica pseudo-religiosa (“el cristianismo moderno” y poco importa que esta sea católica, protestante, anglicana, paracristiana o neocristiana); asimismo, esta acusacion ha servido y aun sirve aunque parezca exagerado para la apropiación de sus territorios, la destrucción de su milenario patrimonio material y cultural, y su explotación inmesirecorde. Claro, todo esto se hizo y aun se hace a nombre de Dios y de su pretendida “verdadera religión”... a pesar del tiempo trascurrido esta situación no ha variado ni un ápice, solo ha cambiado el pretexto y las modalidades: hoy en día, los occidentales y sus mascotas occidentalizadas lo hacen en nombre del progreso, del desarrollo, de la libertad, de los derechos humanos y por increíble que parezca en nombre del bienestar y liberación de los pueblos amerindios...


El autor de este trabajo toca con agudeza científica uno de los puntos más sensibles del andamiaje sobre el que se sostiene el actual statu quo histórico-social. Así pues, Hassler muestra y demuestra que la mayor parte de los estudiosos de los mundos amerindios en general y mesoamericano en particular están lejos de comprenderlos porque parten de prejuicios e ideas preconcebidas sobre dichos mundos; en la mayor parte de los casos estas son productos de la visión reduccionista de la realidad que tienen los occidentales modernos y que repiten mecánicamente sus auxiliares occidentalizados sobre los procesos civilizacionales que existen fuera del marco europeo: la mentalidad occidental moderna es incapaz de comprender los símbolos, ritos, mitologías y practicas tradicionales de dichos mundos.


Peter Hassler ha estudiado en forma rigurosa las fuentes históricas primarias que existen sobre los supuestos sacrificios humanos entre los Mexicas y otros pueblos mesoamericanos: 1) las primeras cartas de relación y crónicas, escritas por los mismos genocidas y etnocidas hispanos del siglo XVI; 2) los testimonios escritos y figurados de los primeros indios cristianizados; 3) las confesiones de la Inquisición española de los siglos XVI y XVII, que tratan sobre el tema (sobre todo las confesiones inquisitoriales de Yucatán); 4) los códices mexicas y mayas (precolombinos y los confeccionados a pedido de los hispánicos); y, 5) los murales, estelas, cerámica, utensilios y restos arquitectónicos. El autor ha recurrido también a los protocolos contemporáneos de autopsias de humanos para comprender los procedimientos quirúrgicos que se necesitan para extraer el corazón y sacar la piel humana, y los ha comparado con los procedimientos descritos por los presumidos “testigos oculares”, amerindios o hispanos, de actos sacrificiales. Ha encontrado contradicciones, supuestos, interpretaciones, evidentes mentiras, extrapolaciones y sobre todo mucha incomprensión y mala fe. En realidad, absolutamente nada prueba de que existieron dichos sacrificios.


Todo parece indicar de que los cacareados sacrificios humanos (extracción del corazón, descuartizamiento y degollamiento), canibalismo y similares solo fueron invenciones de los españoles a fin de justificar y legitimar lo actuado[2]. No hay que olvidar que durante todo el siglo XVI aún se encontraba vigente la normatividad medieval que prohibía de manera expresa y terminante matar a un no cristiano, apropiarse de su patrimonio o aún esclavizarlos sin una razón legalmente válida: esta razón bien podría ser el canibalismo, los sacrificios humanos o combatir a la “verdadera religión”[3].
Es indudable que Peter Hassler ha iniciado una nueva forma de estudiar honesta y científicamente los mundos amerindios, creemos que es un trabajo precursor. Sin embargo, es preciso también señalar que esto no es suficiente para comprender las representaciones simbólicas, mitológicas y rituales relacionadas con la doctrina tradicional del sacrificio, la cual se encuentra presente en todas las formas tradicionales particulares, de Oriente y Occidente, Boreales y Australes[4]. En este sentido este trabajo debe ser tomado no solamente como un arma a fin de combatir una de las más grandes falsificaciones históricas que existen sobre los mundos amerindios en general y mesoamericano en particular sino que además debe también dejar entrever, que tras toda esa incomprendida “realidad sacrificial”, existe un mundo tradicional a descubrir...

Intisunqu Waman

(Recensión publicada en la revista semestral de estudios tradicionales, Serpiente Emplumada, Ano 1, No. 1, Solsticio de Invierno Austral 2007, Trujillo-Peru, pp. 103-107).
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NOTAS:

[1] Este fue un genocidio no una simple masacre, es decir fue un acto planificado y fríamente ejecutado por los occidentales modernos (españoles, portugueses, franceses y anglosajones) a fin de exterminar a los pueblos amerindios; por el gran número de sus victimas (aproximadamente 80 millones) y por el sadismo con el que fue perpetrado este hace palidecer a los genocidios contemporáneos (armenio, judío, argelino, camboyano, palestino e iraquí...).
[2] Los europeos, eurodescendientes y occidentalizados continúan alimentando el mismo discurso justificador a fin de mantener y perpetuar el “orden establecido” por los invasores y colonos occidentales desde el 12 de Octubre de 1492: la acusación de canibalismo permitió a Cristóbal Colon esclavizar a los Tainos (amerindios de las islas caribes); la pretendida practica de sodomía y sacrificios humanos por los Aztecas sirvió como elemento para “intervenir humanitariamente” (esta misma modalidad se sigue aplicando en la actualidad, tal es el caso de la invasion y ocupación del Iraq, bajo otros pretextos: “armas de destrucción masiva” y “terrorismo”). La película Apocalypto de Mel Gibson forma parte del actual discurso neocolonial, esta vez los acusados son los Mayas: el objetivo de su película es hacer creer que los Mayas, poco antes de la llegada de los invasores europeos, practicaban sacrificios humanos para impedir el fin de una era; con este fin, según interpretan las fuentes históricas ciertos especialistas, los Mayas ofrecían a sus dioses centenares de sacrificios humanos.
[3] Cf. Fray Francisco de Vitoria, Relecciones sobre los Indios, Bogotá, Editorial El Búho, colección « Clásicos de la Filosofía », 1994, sobre todo el capítulo III, p. 95. Es necesario anotar que Francisco Pizarro y sus hordas invasoras llamaron también “caribes” a los pobladores del Tawantinsuyu, esto no era una inocente equivocación sino más bien era parte de un bien pensado plan de invasión: para esta gente “caribe” era sinónimo de “caníbal”, por lo tanto quedaba “legitimada” y “justificada” su genocidio, esclavizarla, apropiarse de sus bienes y recursos y destruir su milenaria civilización.
[4] Esta doctrina se encuentra presente en los mitos cosmogónicos de varias tradiciones: el descuartizamiento de Brahma (tradición hindú); de Coatlicue, la Madre de los Dioses (tradición náhuatl); etc. Según René Guénon (Shaykh Abd al-Wahid Yahya) la “realización descendente”, es decir el descenso —en este bajo mundo— de los Profetas (tradiciones abrahámicas) y Avatares de Vishnu y de Shiva (tradición hindú) constituye el sacrificio por excelencia.





domingo, 15 de noviembre de 2009

MENSAJE AMERINDIO AL MUNDO

Declaración Pública del Guardián de las Tablas del Clan del Fuego de la Nación Hopi

Yo soy el guardián de las Tablas Sagradas del Clan del Fuego del Pueblo Hopi en la ciudad de Hotevilla. Estas tablas representan nuestro antiguo título sobre estas tierras, que existían mucho antes de la llegada de [Cristóbal] Colón, y a las que nunca hemos renunciado. He sido nombrado su depositario por la más alta autoridad de la tradición Hopi, para ser guardadas hasta que la última etapa de las profecías se haya cumplido.

Los signos de haber entrado en la última etapa son claros ahora. A fin de cumplir con mis instrucciones espirituales he venido a Santa Fe, la más antigua capital europea en nuestra tierra, a ofrecer a la gente de los Estados Unidos de América, y a toda la humanidad, un oportunidad final para colaborar con las fuerzas de la creación para purificar nuestras vidas, y reinstalar la paz en el mundo.

La raíz de los problemas que amenazan la vida en la tierra es el concepto de propiedad sobre la tierra adquirido y mantenido por la fuerza. Dado que la civilización occidental moderna se basa en este concepto, no tiene por ello la clave de la paz. Nuestro título original sobre la tierra está basado en un permiso. Recibimos ese permiso de Massau'u, el guardián de toda tierra y vida, quien es consignatario del Creador. Por ello está fortificado por las fuerzas que crearon el universo. Sin importar las diferencias de cultura y tradición, un verdadero título aborigen a través de la palabra se basa en una relación similar. Usurpar el título original por engaño y fuerza, luego construir un imperio sobre esas bases, es oponerse a las fuerzas de la vida, y asegurar la eventual destrucción de ese imperio.

Los Estados Unidos de América se han convertido en tal imperio. Antes que el “hombre blanco” viniera de Europa, todo estaba en orden. Nuestra vida era hermosa y limpia. La tierra era verde y había abundancia de flores, animales, pájaros y árboles, lluvia y nubes. Vivíamos con gran felicidad porque seguíamos la vida simple que nos enseñó Massau'u. Hay que entender que Massau'u es tanto una persona verdadera como una manifestación del Creador. Lo conocimos en persona cerca del lugar donde construimos nuestra ciudad madre de Oraibi, luego de una larga migración para reclamar la tierra en su nombre. En aquel momento él nos dio permiso para vivir aquí como guardianes, como así también, el conocimiento espiritual a través del cual mantener las fuerzas de la vida en equilibrio.

Este conocimiento fue grabado en nuestras tablas sagradas de piedra. Pero cuando los europeos vinieron, forzaron su religión, cultura y lenguaje en nuestros niños, lo que trajo una gran división entre nuestra gente. Como resultado, nuestros jóvenes hoy se están apartando de esta ley básica. Ya no la entienden más. Sólo entienden la ley del “hombre blanco”. A causa de haber sido forzados a esta situación, ahora son muy pocos los que cumplen con las instrucciones sagradas y efectúan correctamente los rituales esenciales para la forma
hopi de vida. Todavía hay líderes de muchos clanes que conocen estas instrucciones, que revelan los verdaderos propósitos de la vida, pero más y más se apartan de ellos. La intromisión de fuerzas extranjeras (occidentales), y el efecto dañino en la función como los guardianes de la vida, es la razón por la que la Tierra ahora esté tan alterada.

Como los Hopi, también otros pueblos de nuestra raza fueron dispuestos a lo largo del continente [Tortuga, Abya Yala], y les fueron dadas instrucciones por un ser superior. Cada uno tenía funciones especiales a través de las cuales mantener la vida en equilibrio, cosa que todavía hacían cuando los europeos llegaron. Sabemos que estos extranjeros, los europeos y sus descendientes, alguna vez tuvieron medios similares para promover la vida, con los que debían haber bendecido a los nativos. Pero aparentemente habían mal utilizado su poder. La mayoría de los pueblos amerindios fueron despojados por la fuerza de su cultura, lenguaje y ritos espirituales, privándolos de sus funciones como guardianes. Aquellos que quedan enfrentan una inminente extinción [física y] cultural. Claramente estos extranjeros no están aquí para ayudar, sino para destruir todo lo que los pueblos de nuestra raza han dejado, y al hacer esto, destruir este mundo.

La única esperanza para la humanidad que queda es la de restaurar el verdadero título sobre la tierra, que es inseparable de nuestra función de guardianes de la vida. Por esta razón, traemos nuestras tablas sagradas a la capital del Estado de New Mexico en Santa Fe. Porque esta es la primera capital de los extranjeros en esta tierra, debe haber documentos que confirmen los derechos de los pueblos originarios, y posiblemente información respecto de tablas como ésas que trajimos con nosotros. Queremos ver si alguien buscará tales documentos, probando si el título original de los nativos, incluyendo los Hopi, todavía genera obligaciones de acuerdo a las leyes modernas existentes. Los españoles deben haber documentado algo con relación al título de los Hopi. Cuando el Gobierno Mexicano se hizo cargo, deben haber dejado documentos similares, y lo mismo debe ser aplicable para los Estados Unidos de América. Debe haber toda una parva de tales documentos. Si la pila de documentos es revuelta para investigar, no tomará mucho tiempo. Los primeros deberían probar que los nativos tienen el verdadero título de esta tierra, y el conocimiento a través del cual debería protegerse.

El papel de los extranjeros que era de proteger esta tierra también debería de ser revelado. Deben existir documentos que muestren si los Estados Unidos de América se volvieron en contra de esta ley original.

¿Qué documentos tienen los Estados Unidos de América que digan que se supone deben proteger esta área? Los gobiernos español, mexicano y de los Estados Unidos de América, han peleado por una tierra que no les pertenecía sin consultar a los pueblos originarios que allí habitaban, luego crear alguna clase de documento. Pero ¿qué hay de los derechos de los pueblos originarios? ¿Quién tiene la habilidad de dilucidar esto, y ver que los derechos básicos de los Hopi y de los otros nativos sean restaurados? Esta es la clave del problema que amenaza la vida en la tierra.

Si alguien puede descubrir esta información y traerla frente al mundo, tal vez sea posible revertir la destrucción de las culturas amerindias donde yace la raíz de la devastación que hoy amenaza al mundo. Las grandes potencias del mundo moderno necesitan darse cuenta que si no hay escape del castigo que espera más adelante, lo que le están haciendo a los pueblos nativos alrededor del mundo debe corregirse. Aquellos que acumulan poder a expensas de los Pueblos originarios de la Isla Tortuga (Abya Yala) piensan que tienen el derecho dado por Dios, pero haciendo eso, aumentan la amenaza a todas las vidas. Y aunque hoy reconocen esa amenaza, son impotentes para revertirla por cualquier medio, a menos que paren de hacer presa de los pueblos nativos.

Vinimos aquí a plantar la semilla de esta realización, que pueda cambiar el curso de la humanidad lejos del desastre. Una investigación de las villas Hopi de hoy beneficiaría a todos los pueblos indígenas. Más aún, aquellos que hoy viven a expensas del título de la tierra nativa, se les daría la oportunidad, por ende, de corregir sus errores, y alejar las terribles consecuencias previstas hace largo tiempo por los Hopi, que están en evidencia todavía hoy. De todas maneras, esto beneficiaría a toda la humanidad. Ya que el título original es esencial a nuestro rol para mantener esta tierra y vida en equilibrio, nunca los comprometimos firmando un tratado con el gobierno de los Estados Unidos. Nunca le hemos dado autoridad para destruir nuestra cultura y tomar nuestra tierra, ni tampoco lo han hecho los nativos originales. Aun así, esto se ha hecho aquí y alrededor del mundo.

Hoy los Hopi son forzados a vivir bajo las leyes que vienen de Washington, DC., tales como las creadas por el Oficina de Asuntos Indígenas (Bureau of Indian Affairs) y el llamado Consejo Tribal Hopi (Hopi Tribal Council), sin el consentimiento del pueblo real tradicional. Violando nuestras enseñanzas espirituales, estas agencias gubernamentales han estado promoviendo rutas pavimentadas, cañerías de agua, cloacas y casas financiadas por el gobierno. Han inclusive forzado estas cosas en Hotevilla, la villa que fundamos en 1906 para proteger la forma tradicional de vida Hopi de tales intromisiones. Ellos están cortando nuestra tierra en pequeñas parcelas, confiscando nuestro ganado, y permitiendo que a la tierra le sea arrancado los recursos minerales. El agua subterránea está siendo agotada y la tierra se está secando. Minas de uranio a cielo abierto están contaminando el área con radioactividad, causando el nacimiento de muchos niños deformados.

Esto muestra lo que le está pasando a los Pueblos originarios del mundo. Aquellos que perpetran tales abusos, y los incontables pueblos modernos que prosperan con ello, no tienen realmente un título sobre la tierra. Construyen su poder a través de recursos tomados por la fuerza, que luego usan para ganar más poder y tomar aun más. Dado que consideran el verdadero título aborigen de los indígenas sin valor, nos tratan como animales para ser pateados por allí. Pero mientras la Purificación anunciada se materializa, ellos también serán pateados por allí. Les faltará el respeto, tal como ellos le faltaron el respeto a los demás, y su poder se desmoronará. Pronto ellos verán qué poco poder y autoridad tienen en realidad. Esperemos que presten atención a nuestras advertencias por su propio beneficio, y por el de los pueblos nativos que desean nada más que gobernarse a sí mismo pacíficamente sin ser dirigidos por alguien más.

Parte de la misión que recibimos del Creador a través de Massau'u es de hacer resonar esta advertencia por el mundo. Nosotros los Hopi creemos que el verdadero hermano está por venir y ayudarnos. Él tiene la tabla de piedra que representa su propio título y poder dentro del plan del Creador. Poniéndola junto a nuestra tabla del Clan del Fuego, el puede llamar a las fuerzas naturales para purificar el mundo. Si la tarea de purificación se deja a estas fuerzas naturales, podríamos ser todos destruidos. Por ello, depende de toda la gente de purificarse a sí mismos voluntariamente. También sabemos que si el "hermano blanco" equivocado viniera, uno que ha perdido su camino espiritual y por ende no tiene título, traerá miseria y destrucción. Pero cuando el problema del mundo sea suficientemente grande, este falso “hermano blanco” encontrará su supervivencia amenazada. ¿A dónde se desplazará?

Propone convertir a todos a lo que él llama “democracia”, pero ¿puede usarla para salvarse a sí mismo? Escuchamos que “democracia” significa “el gobierno por el pueblo”. Aún así, si esto fuera cierto, ha llegado al punto donde sólo 3 personas: el Presidente, el Secretario de Estado, y el Secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, pueden comenzar una guerra contra cualquier nación del planeta que no se atenga a sus deseos, sin importar la voluntad del pueblo, el Congreso o las leyes existentes. Nosotros los Hopi no sabemos lo que la palabra “democracia” significa.

El Consejo Tribal Hopi (Hopi Tribal Council) establecido por los Estados Unidos de América se supone es democracia, pero de hecho es solamente un instrumento a través del cual nuestra gente está forzada a someterse a programas concebidos en Washington. Ofertas de dinero, trabajo, mejor vida, y cosas por el estilo, realmente significan resignar el control sobre esta tierra y su vida.

Esta falsa democracia se está extendiendo por todo el mundo. En el nombre de la democracia el gobierno de los Estados Unidos de América toma control de las tierras nativas, explotan recursos minerales para producir mucha riqueza, luego usan esa riqueza para sobornar los nativos en otro lugar, para que acepten contratos de deforestación de su tierra. El despliegue de ejércitos para proteger la libertad de pueblos nativos en el extranjero causa la pérdida de esa misma libertad.

Es tarea de los Hopi advertir a quienes concierne que aun en nombre de la libertad, esto incuestionablemente conducirá a otra gran guerra mundial, peor que las primeras dos, que puede dejar apenas algo de vida sobre la tierra. Es por esto que nuestra espiritualidad hopi nos prohíbe enrolarnos en las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América, aun si fuéramos reclutados. Hoy a los estadounidenses les han enseñado cómo se siente ser mantenido como rehén. Es así como nos sentimos, siendo rehenes hasta hoy. En realidad, todos en esas fuerzas armadas es rehén del Gobierno de los Estados Unidos de América. Jóvenes que quieren vivir una larga vida son forzados a sufrir en el desierto de Arabia. Sabemos que están a punto de ser quemados en guerra si no se detienen. Depende del Presidente de los Estados Unidos de América retirar las tropas que ha enviado al Medio Oriente. A todos debe permitírseles que rechacen su destino y vuelvan a casa. Especialmente urge que todos los nativos que estén involucrados vuelvan a casa de inmediato.

La presente educación de los Hopi a las costumbres modernas es una continuación de la política de forzar una culturización que empezó cuando nuestros niños fueron raptados por primera vez y forzados a asistir a escuelas del “hombre blanco”. El intento de convertir las escuelas para promover la cultura Hopi la daña aun más. En vez de bailar en el momento correcto del año en la plaza, a los niños les enseñan a hacer sus danzas en la escuela, fuera del ciclo natural de la Vida, ignorando su significación, y sin la preparación de su familia completa. Esto perturba la misma armonía cósmica que estas danzas deben mantener. Anteriores a estas interferencias, nuestra vida en comunidad estaba unida por la relación entre las sociedades religiosas, cada una compuesta por un cuidadoso balance de cualidades espirituales de cada clan, bailando juntos con los ciclos de la naturaleza.

La interrupción de este modelo tradicional es responsable de la epidemia de delincuencia, alcoholismo y crimen del que atestiguamos hoy. Sabemos que el gobierno de los Estados Unidos de América le gustaría lavarse las manos con el tema de las escuelas, pero en vez de cerrarlas, trata de ponerlas en manos de los Hopi “progresistas”, quienes son en realidad simples occidentalizados, ya han perdido sus tradiciones. Deberían simplemente cerrar las escuelas y dejar que nosotros retornemos a nuestros métodos naturales para educar a los jóvenes, que era ya bastante avanzado —la educación real de la que fuimos despojados. No tenemos necesidad de aprender de libros. Tenemos mejores métodos a través de los cuales los niños pueden aprender cómo vivir en paz, identificar plantas y huellas de animales, y finalmente aprender a mantener el mundo en equilibrio. Si las escuelas se cierran, entonces aquellas familias que desearan que sus hijos aprendan inglés, se mudarían, ganarían dinero y pagarían por esos estudios por sí mismos. Esto es los que Yukiuma solicitaba cuando trajo consigo las sagradas tablas del Clan del Fuego en 1906 y encabezó la fundación de nuestra villa de Hotevilla.

Hay un documento del misionero menonita, H.R. Voth, que testifica de la calidad superior de educación hopi que presenció entre los niños de Hotevilla luego que la nueva villa fuera establecida. Ellos aprendieron no sólo cómo leer las huellas de los animales, sino también muchas canciones, danzas, ritos, mitos y pinturas, todas las que contribuyen a una muy buena memoria, como así también a un sólido entendimiento del Camino de la Paz. Prueba de que esta educación realmente funciona radica en el hecho que nunca necesitamos cárceles, cortes, policía, hospitales, o sistemas complicados de administración para mantener las cosas en orden. No ha habido casi ninguna enfermedad ya que vivimos solamente de la comida que cultivamos orgánicamente sin químicos. Toda enfermedad que sí ocurrió pudo ser mejorada con ceremonias y hierbas. Aun hoy hay gente vieja tan fuerte que cuando tratas de seguirlo colina arriba no puedes.

Ahora, mientras nuestra tierra es despedazada por el gobierno de los Estados Unidos de América, esta vida hermosa está desapareciendo. La división reciente de nuestra tierra con los Navajo, que el gobierno de los Estados Unidos hace cumplir a través de sus cortes de justicia y policía, es claramente el medio de tener el control total, aun cuando esa tierra fue supuestamente cedida a los Hopi. Esos Hopi que se relocalizaron en estas nuevas áreas son los únicos permitidos a celebrar contratos de “leasing” (arrendamiento con opción de compra) desde el Consejo Tribal Hopi (Hopi Tribal Council).

Solamente unos pocos siglos atrás no había Navajos allí. Nos protegía el pueblo Paiute al Norte, quienes aprendieron muchas palabras de nuestro lenguaje. Más tarde los Navajo llegaron. Dado que a menudo sobrevivían con sus correrías, se convirtieron en un problema para los españoles y luego para los colonos. Los americanos respondieron rodeándolos a todos en Kit Carson y encerrándolos en una cárcel. Más tarde les dieron una parte de la Tierra madre de los Hopi a través del Tratado de 1868. Luego que se supo que la tierra dada a los Navajo contenía recursos de valor, en vez de asegurar el cumplimiento del tratado para que se quedaran allí, los Estados Unidos los dejaron deambular fuera del territorio y les crearon otra reserva en la tierra que pertenecía a los Paiutes, y sacaron a los Paiutes de su territorio.

Cuando los Navajos se expandieron al área de los Hopi, en vez de forzarlos a volver a la tierra que era de los Paiute, el gobierno les creó todavía otra reserva en la tierra de los Hopi. Con el descubrimiento de recursos minerales en esa zona se aprobó la Ley Pública 93-531, que no fue solicitada por los líderes Hopi, sino fomentada por abogados a través del Consejo Tribal Hopi, creando la ilusión ante el mundo que los Hopi habían intercambiado ciertas áreas de su tierra al gobierno, o habían aprobado alquileres del tipo “leasing” para la explotación de minerales.

Esta ley divide nuestra tierra aún más, requiriendo que ambas familias de Navajos y Hopi sean relocalizadas por la fuerza, y la frontera artificial Navajo-Hopi cercada con alambre de púas.

Nuestros Abuelos hace mucho que nos advirtieron del momento en que la línea sería trazada alrededor de nuestros pies, concediéndonos no más tierra que ésa, lo que en realidad significa no tener ni un pie de tierra. Ese momento no está muy lejano. Queremos que sepan que no son los Navajos quienes nos sacan las tierras, sino el gobierno de los Estados Unidos de América. Los Hopi y los Navajo hicimos la paz hace mucho tiempo, y sellamos aquel acuerdo espiritualmente con un envoltorio de medicina (“medicine bundle”). Es a través de los monigotes occidentalizados que gobiernan, los Consejos Tribales forzados en ambas naciones amerindias por el gobierno de los Estados Unidos de América, los que han creado esta ilusión de un conflicto creado sobre las bases de este falso concepto moderno de los títulos sobre la tierra. Esta corta historia muestra cómo nos han quitado nuestras tierras.

¿Por qué esto está pasando? Se hace a través de los Hopi más jóvenes, robados de sus tradiciones a través de educación obligatoria foránea, y un uso arbitrario de apoderados del Consejo Tribal Hopi para hablar por toda la nación, sin siquiera consultar con sus sabios ancianos. ¿Permitiría que sus hijos firmaran el enajenamiento de las posesiones de la familia sin siquiera informarles? Eso es lo que el Consejo está haciendo. Los títulos de la tierra basados en engaño y coerción es un robo por las mismísimas fuerzas que nos dieron vida. Dado que mucha de la civilización moderna está basada en tal habilitación, sólo puede destruirse a sí misma.

Los severos problemas que enfrenta no sólo la humanidad, sino también toda forma de vida en la tierra, sirve como advertencia que el tiempo de destrucción está cerca. No podemos escapar más. Debemos rastrear esta situación hasta sus raíces. Es por ello que ahora actúo para reclamar la atención del mundo sobre la verdadera naturaleza del título de la tierra aborigen, que solamente por sí misma tiene la clave para la paz mundial. El título Hopi de la tierra se basa en nuestro acuerdo con el Creador, el verdadero dueño de la tierra a través de nuestro encuentro con Massau'u, para que nosotros sirvamos de guardianes. Esto requiere de conocimiento genuino del modelo a través del cual la gente pueda vivir junta en paz sin tener que apelar al uso de la fuerza. Esta forma de vida puede continuar para siempre.

Entonces, por consideración a las naciones amerindias de nuestro continente que quedan entre nosotros hoy, y toda la gente que ha sentido que debe corregir sus costumbres y restaurar la armonía que pueda permitir que la vida en este mundo continúe, he venido a Santa Fe, la primera ciudad europea establecida en nuestra tierra, a urgirles que esos documentos que podrían revelar la verdadera naturaleza de nuestro título sobre esta tierra sean investigados y revelados, y a poner nuestro conocimiento del Camino de la Paz a su servicio. Esperamos que lo que pedimos sea puesto de manifiesto pronto, y aquellos que sinceramente deseen resolver esta gran crisis hagan uso de su propio conocimiento.


Martin Gashweseoma
Guardián de las Tablas Sagradas de la Nación Hopi

(Traduccion del inglés al espanol de Intisunqu Waman)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Respuesta indígena al Papa Benedicto XVI

Presentamos un documento que explicita la posición amerindia sobre el “cristianismo moderno”: no nos cansaremos de repetir de que los españoles, a partir del 12 de Octubre de 1492, cuando violentamente irrumpieron en nuestras vidas (masacrando seres humanos, destruyendo nuestra cultura material y apoderándose de nuestros milenarios territorios), hecho al que idiotamente llaman “conquista”, no pudieron aportarnos la Tradición cristiana, puesto que Europa Occidental había roto con su tradición desde principios del siglo XIV. Lo que los europeos renacentistas en general y españoles en particular trajeron como “espiritualidad” al continente Abya Yala (las Américas) fue más bien una amalgama de supersticiones y creencias carentes de la salvífica influencia espiritual crística.

Queremos aprovechar la ocasión para aclarar lo siguiente: a esta amalgama denominamos “cristianismo moderno”. En nuestros días, muchos europeos y eurodescendientes, quienes se pretenden “tradicionales”, debido a una lectura amateur de carácter ideológico de la obra magistral y providencial de René Guénon y sin vivencia ni ningún compromiso tradicional (salvo su jactanciosa pertenencia a ciertas “organizaciones fraternales”), nos presentan como si fuéramos enemigos de la tradición cristiana, hecho que es totalmente falso: la verdad más bien es que somos intransigentes con el “cristianismo moderno” y sus actuales manifestaciones (católica, protestante, anglicana, para-cristiana o neo-cristiana), a las que consideramos como agentes vectores del espíritu occidental moderno que es completamente antitradicional.

Queda claro asimismo que no se trata de deslegitimar ni menos aun de subordinar una tradición espiritual por otra. Pese a las pretensiones occidentales modernas, no existe un monopolio de la revelación divina: esta se ha manifestado en todas las razas humanas y latitudes, al influjo de los ritmos cíclicos.
Este valioso documento es la posición de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador frente a las declaraciones neocoloniales emitidas por Benedicto XVI en la V Conferencia de Obispos de América latina y el Caribe (CELAM), en mayo del 2007 en Brasil.

Esperamos que la atenta lectura de este documento ayude a comprender mejor lo que son las formas amerindias de la Tradición primordial y su siempre palpitante presencia espiritual.

Intisunqu Waman
* * *
Los Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Continente de Abya Yala (América) rechazamos enérgicamente las declaraciones emitidas por el Sumo Pontífice [católico, apostólico y romano]en lo que se refiere a nuestra espiritualidad ancestral, y a los comentarios políticos emitidos con relación a algunos presidentes Latinoamericanos y del Caribe, más aún cuando éstas son realizadas ante un continente en el que se acrecienta la brecha entre pobres y ricos, y en donde se encuentra gran parte de la feligresía católica del mundo, lo que ha implicado siglos de “evangelización”, misma que lastimosamente no ha logrado dar como frutos una vida justa y digna para sus habitantes.
Estas declaraciones se las realiza precisamente cuando la Vida Planetaria está amenazada de muerte, y no son responsables de ello los presidentes que el Papa [Benedicto XVI] cita en sus alocuciones, sino aquellos que como el Presidente norteamericano George W. Bush, enarbolan la bandera del voraz sistema capitalista neoliberal.
Por lo que es inconcebible, que para alguien que se precia de ser el representante de Cristo en esta Tierra, sean los Presidentes Latinoamericanos de corte humanista los que le causen preocupación.
Es hora de que se entienda que nuestro continente tiene el derecho de ejercer su libre determinación. Ya no es la hora de nuevas y renovadas conquistas en nombre de nada.
Si analizamos con una elemental sensibilidad humana, sin fanatismo de ninguna especie, la historia de la invasión a Abya Yala, realizada por los españoles con la complicidad de la Iglesia Católica, no podemos menos que indignarnos.
Seguramente el Papa desconoce que los representantes de la Iglesia Católica de ese tiempo, con honrosas excepciones, fueron cómplices, encubridores y beneficiarios de uno de los genocidios más horrorosos que la humanidad haya podido presenciar.
Más de 70 millones de muertos en campos de concentración de minas, mitas y obrajes; naciones y pueblos enteros fueron arrasados, basta ver el caso de Cuba, y para sustituir a los muertos trajeron a los pueblos negros que sufrieron desgraciada suerte; usurparon las riquezas de nuestros territorios para salvar económicamente a su sistema Feudal; las mujeres fueron cobardemente violadas y miles de niños murieron por desnutrición y enfermedades desconocidas.
Todo lo hicieron bajo el presupuesto filosófico y teológico que nuestros ancestros “no tenían alma”.
Junto a los asesinos de nuestros heroicos dirigentes siempre estaba un sacerdote u obispo para adoctrinar al condenado o condenada a muerte, para que se bautice antes de morir, y por supuesto a que renuncie a sus concepciones filosóficas y teológicas.
Recordemos al cura Valverde que en Cajamarca presenta la Biblia al [ Inka] Atahualpa diciéndole que es la Palabra de Dios, ante lo cual el Soberano viendo que el libro no habla y considerando que la Palabra de su Dios hablaba en el corazón de la Madre Tierra, en el agua, el viento, en la fuerza luminosa del Sol y en la fecundidad de la Luna, en los latidos del corazón de los seres humanos, animales y plantas, arrojó la Biblia, ante lo cual el cura Valverde dio la orden a los soldados que apresen a Atahualpa.
Posteriormente el representante en estos territorios del Dios Solar-Lunar fue asesinado luego de ser bautizado y puesto el nombre de su asesino Francisco Pizarro.
Recordemos que muchos de nuestros hermanos y hermanas prefirieron ir a la hoguera que renunciar a sus principios, basta citar a nuestro hermano Hatuey en la Isla de Cuba, que ante el adoctrinamiento del sacerdote que iba a bendecir su asesinato, sobre la importancia de ser bautizado para que después de muerto vaya al “cielo” donde van los “cristianos”, Hatuey dijo que prefería ir al infierno antes de estar en la otra vida junto a los opresores, ladrones y asesinos, luego de lo cual fue llevado a la hoguera.
En lo que hoy es el Ecuador, el gran dirigente Calicuchima, ante la propuesta del sacerdote que generosamente iba a bautizarlo y bendecir su muerte, el rebelde se encaminó hacia la hoguera y en medio de las llamas gritó con toda la fuerza de su espíritu ¡PACHAKAMAK! (Gran Espíritu Cuidador del Universo).
Habría que preguntar al Papa si Cristo, a quien dice representar, estaría de acuerdo con estos crímenes de lesa humanidad, además debemos recordar al Sumo Pontífice y al Gobierno Español que este tipo de crímenes no prescriben ni en las leyes terrenales, ni en las leyes divinas.
Las iglesias cristianas y de manera particular la Iglesia Católica tienen una inmensa deuda con Cristo, con los pobres del mundo, y con los Pueblos y Nacionalidades Indígenas que hemos resistido a semejante barbarie. Si bien el Estado Español y el Vaticano no pueden resarcir las consecuencias del monstruoso genocidio, el Jefe de la Iglesia Católica debería al menos reconocer el error cometido, como lo hiciera su antecesor Juan Pablo II en relación con el Holocausto Nazi, y aprender de Jesús que siendo Cristo para dar su mensaje se encarnó en la cultura del pueblo hebreo con respeto, y fue coherente puesto que predicó el mensaje con su ejemplo asumiendo todas las consecuencias de ello.
No es concebible que en pleno siglo XXI, todavía se crea que solo puede ser concebido como Dios un ser definido como tal en Europa. Debe saber el Papa [Benedicto XVI] que antes de que vinieran a nuestros territorios los sacerdotes católicos con la Biblia, en nuestros pueblos ya existía Dios, y su Palabra es la que siempre ha sostenido la Vida de nuestros pueblos y a la Madre Tierra. La Palabra de Dios no puede estar solo contenida en un libro, mucho peor se puede creer que una religión puede privatizar a Dios.
Los Pueblos Originarios [del continente Abya Yala] éramos civilizaciones que teníamos gobiernos y organizaciones sociales estructuradas de acuerdo a nuestros principios; por supuesto que también teníamos religiones con libros sagrados, ritos, sacerdotes y sacerdotisas que fueron los primeros en ser asesinados por los que fungían como servidores del “dios de la codicia” y no del Dios de Amor de quien habla Jesús el Cristo.
La Biblia enseña que quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a su hermano a quien ve es un mentiroso. Los que profanaron el nombre de Cristo, presentándose como representantes de él, cuando en realidad fueron socios de los ladrones y asesinos, fueron traidores a la noble misión del Cristo. ¿Cómo podían ser representantes de aquel que nació en un pesebre, de padres obreros, rodeado de campesinos y perseguido a muerte desde su nacimiento por los jerarcas que ostentaban el poder político, económico y religioso de ese tiempo?
No podían representar a aquel que dijo que las aves tienen sus nidos y los zorros sus madrigueras, más él no tenía nada de posesiones materiales.
¿Cómo podían los que estaban llenos de codicia representar a aquel que toda su vida se consagró al servicio de la humanidad, hasta la entrega cruenta de su vida por revelar la verdad a los pobres de todos los tiempos?
¡No eran representantes del Dios de Jesús, su “dios” era un devorador de vidas humanas y de riquezas usurpadas a costa de sangre, de crímenes abominables que todos los profetas de la Biblia los aborrecen!
Es de Justicia rescatar y valorar las vidas ejemplares de los sacerdotes que ante tanta barbarie se pusieron del lado de los que llamaron “indios”, como es el caso de Fray Bartolomé de las Casas y otros sacerdotes dominicos que ejercieron la defensa de los derechos de nuestros antepasados vilmente ultrajados. Cabe también reconocer y presentar nuestro más profundo respeto a todas las religiosas, sacerdotes, obispos y pastores que han entregado la vida por servir a los más pobres en nuestro continente y en cualquier parte del mundo; de manera especial reconocemos la admirable labor desplegada en el Ecuador por Monseñor Leónidas Proaño que por más de treinta años sirvió con honestidad a los pobres del Ecuador, de manera particular se consagró a la causa de la liberación de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas.
Los representantes de Cristo hoy, pertenecientes a cualquier iglesia cristiana, deberían respetar y venerar la Vida como lo hizo Jesús. Tienen el deber ético y moral de condenar toda injusticia y consecuentemente deben entregar el mensaje de Jesús estando al servicio de los pobres y no del lado de los opresores, y si quieren realizar una verdadera evangelización a los Pueblos y Nacionalidades Indígenas deben entregar el auténtico mensaje del Cristo sin pretender destruir nuestras culturas, porque así lo hizo Él, a quien dicen representar.
No se puede predicar el mensaje de Jesús el Cristo desde la opulencia, desde el lado de los que profanan la Vida creada por Dios, desde el lado de los mayores destructores de la Vida Planetaria.
Rechazamos las coincidencias políticas, y religiosas que existen entre Bush y el Papa para criminalizar las luchas de los pueblos [oprimidos del mundo].
¡Exigimos coherencia! La incoherencia de muchos que dicen ser representantes de Cristo es lo que provoca la deserción en las Iglesias, y de manera particular en la Iglesia Católica, situación que tanto preocupa al Papa.
Nosotros aceptamos el mensaje de esperanza, de amor y liberación de Jesús el Cristo. Sabemos que Él dijo que ha venido para que tengamos vida y vida abundante todos, lo que no aceptamos es que en nombre de la religión que sea, vuelvan a pretender bendecir nuestra muerte, la de nuestros hijos y de millones de pobres del mundo.
El Pontífice [católico, apostólico y romano] aseguró que « la utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso » para los “pueblos originarios” que han logrado « una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían ».
Para nosotros la Vida de Jesús es una Gran Luz proveniente del Inti Yaya (Luz Paternal y Maternal que sostiene todo), que ha venido a desterrar todo aquello que no nos deja vivir con justicia y fraternidad entre los seres humanos y en armonía con la Madre naturaleza. Nosotros respetamos a sus auténticos seguidores.
La vida nos ha enseñado que al “árbol se lo conoce por sus frutos”, como dijo el Cristo, y sabemos distinguir quien le sirve en los pobres y quien se sirve de ellos.
Cabe comunicar al Pontífice [católico, apostólico y romano] que nuestras religiones JAMAS MURIERON, aprendimos a sincretizar nuestras creencias y símbolos con las de los invasores y opresores [españoles a fin de que se perpetúe nuestra espiritualidad].
Continuamos asistiendo a nuestros templos, porque sabemos que debajo de los principales templos católicos están los cimientos de nuestros templos sagrados [Wakas] que fueron destruidos, bajo el supuesto que las nuevas edificaciones sepultarían nuestras creencias, pero no es así ya que nuestros templos fueron edificados en lugares donde se concentran grandes Fuerzas que reflejan la Fuerza, Sabiduría y Amor del Gran Espíritu Padre y Madre de todos los seres que habitamos en este maravilloso planeta.
Presentamos nuestra total solidaridad al Presidente Evo Morales, nuestro hermano, que es un servidor de los pobres, un ser que ha consagrado toda su vida al servicio de la verdad, la justicia, la libertad, la fraternidad entre los pueblos, y estamos seguros que Jesús el Cristo lo considera su AMIGO.
Nuestra solidaridad con los Presidentes Hugo Chávez y con Fidel Castro, humanistas consagrados a luchar por la vida digna de los pueblos.
Nuestro corazón siempre presto para todos aquellos que en cualquier parte del mundo estén trabajando por una vida digna para toda la humanidad y por la salud de la Allpa Mama (Madre Tierra).
En nombre de nuestros ancestros ultrajados y de los millones de pobres que en el Continente de Abya Yala tenemos la esperanza de una vida digna para todas y todos, renovamos nuestra firme determinación de recuperar nuestros derechos, y no permitiremos que nadie pretenda perpetuar el genocidio iniciado hace quinientos catorce años.

Humberto Cholango
PRESIDENTE
CONFEDERACIÓN DE PUEBLOS DE LA NACIONALIDAD KICHWA DEL ECUADOR

sábado, 7 de noviembre de 2009

SOBRE LA SUPUESTA “PASIVIDAD” DEL HOMBRE ANDINO

Mirando pasar las nubes, encima “el cerro me quedo”...
Copla popular

Introducción

El hombre andino, aymara o quechua, se concibe “idealmente” a sí mismo sentado en la cima de un cerro, mirando pasar las nubes por sobre su cabeza, de atrás hacia adelante. No pocos autores quisieron encontrar en esa imagen “paradigmática” la mejor demostración de lo que, según ellos, sería “la connatural indolencia del indio”; otros, con mayores pretensiones “filosóficas”, creyeron descubrir en los altos Andes centrales una especie de atmósfera existencialista en virtud de la cual los andinos, dado que, se nos dice, “su cosmovisión excluye la idea del “ser”(sic!)” , no aspirarían más que al “mero estar en el mundo”, traducción más o menos libre del “dessein” heideggeriano; otros aún, más inclinados hacia la “psicología social”, optaron por diagnosticar un claro síntoma de “desmoralización y abatimiento”.

Estos tres enfoques, cuyos presupuestos y derivaciones no nos proponemos examinar aquí, tienen por denominador común el problema de la pasividad del hombre andino, “pasividad” condenada por los primeros en nombre de “la civilización y el progreso”, alabada los segundos en nombre de “la armonía con la naturaleza”, y deplorada los terceros en nombre de “la lucha por la liberación de los pueblos”.

La cuestión ha dado lugar a muy acalorados debates desarrollados durante décadas en toda clase de congresos, seminarios, simposios, libros y revistas; y, mucho nos lo tememos, la polémica continuará por tiempo indefinido, ya que el “problema” de que se trata es verdaderamente insoluble, al menos en los términos en que está planteado. En efecto, desde el punto de vista de los propios andinos, siempre ajenos e indiferentes a las divagaciones “académicas”, el “problema de la pasividad del hombre andino” sencillamente no existe. En todo caso, si hay algún problema, éste radica en la extraña incapacidad de los “indigenólogos” para comprender que un hombre llega a ser plenamente activo en el preciso momento en que, sentado en la cima del cerro mientras ve pasar las nubes por sobre su cabeza, se dedica concienzudamente a no hacer nada. Algunas consideraciones acerca de la noción de tiempo y espacio en la tradición andina (1) ayudarán tal vez a resolver esta aparente paradoja.

Pacha

Se cuenta que, hace algunos años, un político boliviano en tren proselitista visitó una pequeña comunidad aymara y arengó a la población con un encendido discurso, cuyas palabras finales fueron: “Por lo tanto, debemos dejar de mirar hacia atrás para poder avanzar hacia el futuro”. Una exhortación de sentido tan obvio, pronunciada además en lengua nativa, debía ser inmediatamente comprendida y entusiastamente aplaudida, como tantas veces lo fuera en universidades, sindicatos, cámaras de la industria y el comercio, etc.; sin embargo, los aymaras, desde los Principales hasta los niños, quedaron atónitos y desconcertados, preguntándose qué habría querido decirles aquel hombre. Porque todo el mundo sabe que nadie tiene ojos en la nuca y que, en consecuencia, el hombre sentado en la cima del cerro sólo puede ver las nubes que ya han pasado por sobre su cabeza, pero no las que aún están por pasar. En otros términos, se puede ver y conocer “el pasado que se aleja hacia adelante pero nunca el futuro que se aproxima desde atrás”, de modo que “dejar de mirar hacia atrás para poder avanzar hacia el futuro” es una expresión intrínsecamente contradictoria y carente de todo sentido para cualquier persona medianamente razonable.

En lengua aymara, qepa significa tanto “atrás” como “después”, y qarüru (“mañana”), se compone de qaru (“seguidamente atrás”) y üru (“día”), o sea “el día que está inmediatamente atrás del actual”. Consecuentemente, el aymara señala por sobre el hombro, hacia atrás y hacia arriba, cuando dice mañana, y señala hacia adelante y hacia abajo cuando dice ayer (masüru). Por su parte, en el runasimi, “habla de la gente”, la lengua quechua, ñaupa es “antiguo”, “primitivo”; ñaupaj es “antes”, como adverbio, y “el primero, el que va adelante”, como adjetivo; ñaupakay es “antigüedad”; y el verbo ñaupay significa “adelantarse”. Así se comprende por qué el andino cuenta las cosas de afuera hacia adentro, mientras que el occidental lo hace de adentro hacia afuera. Sentados ambos, digamos, en la fila más alejada del escenario de una sala de teatro, el occidental piensa: “Aquí estoy yo, luego las sucesivas filas de asientos y, por último, el escenario”; en cambio, el andino piensa: “Primero está el escenario, luego las sucesivas filas de asientos y, por último, aquí estoy yo”. No es por “humildad” que el andino se cuenta el último. “Primero” está lo más alejado puesto que, si está más alejado en el espacio, se corresponde con lo que ha ocurrido antes en el tiempo; “por último” estoy yo puesto que, estando aquí en el espacio, estoy ahora en el tiempo, o sea que soy “lo más próximo” y, por lo tanto, “lo último que ha ocurrido”. Lo que ya ha pasado, lo que ya fue, está adelante, tanto más adelante cuanto más antiguo; lo que aún no ha pasado, lo que todavía no existe, está atrás, en el futuro; y el hombre sentado en la cima del cerro está en el “punto de confluencia” entre lo que ya fue y lo que todavía no existe, o sea en el aquí y ahora.

Naturalmente, lo que todavía no existe, no existe en el tiempo, pues aún no ha ocurrido, ni en el espacio, pues aún no ocupa ningún sitio. Sin duda, la nube que se aproxima desde el futuro “es” (ya que, si no fuera en modo permanente, tampoco podría llegar a existir en modo transitorio), pero se mantiene, por así decirlo, “en estado virtual” hasta el momento en que pasa por sobre la cabeza de uno y, entonces, se hace actual. Con cada nube que nace a la existencia, nacen también su propio tiempo y su propio espacio; todo “punto” del espacio se corresponde indisolublemente con un “instante” del tiempo, y cada cosa está indisolublemente ligada a su lugar y a su momento, por lo que, tanto en la lengua aymara como en el runasimi, hay una sola palabra que significa a la vez “tiempo”, “espacio” y “Mundo”: Pacha (2).

Pachakútij

Una vez “ingresadas” a la existencia, las nubes se van alejando por el espacio y, al alejarse, se van “llevando consigo” al tiempo. Para valernos de una imagen familiar, podríamos decir que todas las cosas son como los granitos que, en un reloj de arena, pasan desde la tolva superior, el futuro, pues ahí está la arena que aún no ha caído, hacia la tolva inferior, el pasado, pues ahí se acumula la arena ya caída, a través del pequeño orificio donde la arena nunca se detiene, el presente. Cuando ha caído el último grano de arena, el ciclo llega a su fin: Ya no hay más tiempo; todo el tiempo ha sido “absorbido por el espacio”. Pero, dado que no hay ni puede haber discontinuidad alguna en el devenir, el fin de un ciclo es necesariamente el comienzo del que ha de sucederle, de modo que, en el preciso instante en que el último “grano de arena” termina su caída, el Gobernador del Mundo, Pachakámaj, se encarga de “dar vuelta el reloj”. En la tradición andina, el acabamiento de un Mundo se denomina Pachakútij, o sea, literalmente, “El Mundo se da vuelta”.

La imagen del reloj de arena ilustra con toda nitidez la secuencia “futuro-presente-pasado”; sin embargo, tiene el inconveniente de que podría inducir al error de creer que son las mismas cosas las que se reiteran en el curso de los ciclos, cuando nada hay en la tradición andina, y, a decir verdad, en ninguna otra, que se asemeje de cerca o de lejos al famoso “mito del eterno retorno”. Podemos entonces remplazar el reloj por un libro de extensión indefinida donde cada página es un ciclo que, al concluir, se da vuelta para dar lugar al ciclo siguiente (3). Ninguna página es igual a otra y, si bien se mira, tampoco son idénticas las palabras y ni siquiera las letras. Es cierto que, a lo largo del libro, aparecerá muchas veces una misma letra, pero en diferentes palabras, y, si las palabras son las mismas, estarán incluidas en frases diferentes, y, aún cuando las frases sean las mismas, estarán incluidas en contextos diferentes, de modo que su significado nunca será idéntico. La página ya leída, claro está, no se disuelve en “la nada” sino que “retorna” al libro de donde, por supuesto, nunca ha salido. Desde el punto de vista del lector, las páginas se suceden unas a otras, pero el hecho es que todas están y permanecen simultáneamente en el libro “desde el principio y hasta el fin de los tiempos”. La página no deja de “ser” sino tan sólo de manifestarse, que no es lo mismo; y, según la tradición andina, el Mundo que se da vuelta permanece eternamente, sólo que no manifestado e “invertido” con respecto al Mundo actual (4). Este es el sentido de los relatos populares que describen el mundo de los muertos diciendo que allí el Sol sale por el Oeste y se pone por el Este, que las papas son negras en vez de blancas, que los hombres están cabeza abajo, y así por el estilo.

El hombre que « no hace nada »

Mientras que toda la filosofía occidental “clásica” se fundamenta en el principio lógico del “tercero excluido”, o sea en el supuesto de que una cosa no puede ser sino verdadera o falsa, el pensamiento andino se fundamenta en lo que algunos han llamado una “lógica trivalente”, o “principio del tercero incluido”, en el sentido de que las cosas pueden ser, o bien verdaderas, o bien falsas, o bien inciertas. Mejor dicho, son a la vez verdaderas, falsas e inciertas: Son verdaderas en tanto se conforman a su propia naturaleza, son falsas en aquello que se apartan de la norma, y son inciertas en tanto que su existencia implica una modificación constante. Verdad, falsedad e incertidumbre se combinan en todas las proporciones posibles y están siempre presentes en todas las cosas. Ninguna cosa podría ser “absolutamente incierta”, pues en tal caso no sería una “cosa” ni nada mínimamente inteligible; ninguna podría ser “absolutamente falsa”, pues algo absolutamente desprovisto de verdad no podría existir en modo alguno; y, en cuanto a lo “absolutamente verdadero”, eso pertenece a un reino que no es de este mundo.

El Principio Único, Absoluto y Eterno, es absolutamente innombrable e indefinible. Todo lo demás es más o menos relativo, cambiante y perecedero y, por lo tanto, también más o menos indefinible. En resumen, el hombre andino nunca define nada ni experimenta la menor inquietud por averiguar lo que sería la cosa en sí: Nada hay en este mundo que sea o pueda ser realmente estable, sino que todo “fluye” en una constante impermanencia, valga la expresión.

Desde luego, también los hombres se ven afectados por su localización en el espacio y por el paso del tiempo, pero el hombre sentado en la cima del cerro no “pasa” sino que permanece siempre allí. Es que, en verdad, en la cima del cerro no está sentado un hombre sino dos (5) : Uno es hawarunánchej (en quechua), o alakha hakessa (en aymara), es decir, literalmente, “nuestro hombre exterior” , y el otro es ukhurunánchej o mankhe hakessa, o sea “nuestro hombre interior” (6). Aquí no se trata, bien entendido, de la exterioridad física y de la interioridad psíquica sino de la distinción fundamental entre la individualidad, el “yo” cambiante y perecedero que incluye tanto a lo físico como a lo mental, y la personalidad, el Sí Mismo supra-individual, permanente e inmutable, o sea el espíritu propiamente dicho: en el runasimi, “hombre”, “individuo” se dice runa, en tanto que “persona” se dice ukhusapa, palabra compuesta por ukhu, “interior”, y sapa, “solitario y único”, de donde resulta con toda evidencia que ukhusapa es aquello por lo cual el hombre individual participa de Aquél que es verdaderamente Solitario y Único y para quien no existen el pasado ni el futuro sino sólo el Eterno Presente.

¿A qué queda reducido, pues, el problema de la pasividad del hombre andino? El hombre exterior se abstiene de toda acción a fin de no perturbar al Hombre Interior que contempla el mundo desde su “morada” en el corazón, chuyma (en aymara), que es el “órgano” del intelecto: Chuymahasitha es “comenzar a tener entendimiento”, chuymataha es “concebir, formarse una idea”, y chuymajtara es “sabio”. El hombre andino no sufre la compulsión moderna de “actuar” porque sabe que mientras él se mantenga en la cima del cerro “no haciendo nada”, todas las cosas pasarán a través del “Hombre Interior” para ir a ocupar el lugar y el tiempo que les corresponde.

¿Cómo puede alguien pretender, entonces, que aquél que, efectiva o simbólicamente, ordena el mundo por su sola “acción de presencia” es un ser “pasivo”?

Tekumumán

(Artículo publicado en la revista trimestral, Abya Yala, Vol. 1, No 1, Solsticio de Verano Boreal - 2003, Montreal-Canadá, pp. 66-73)

NOTAS

(1) Las tradiciones aymara y quechua, muy diferentes en muchos aspectos, proceden no obstante de una fuente común a la que se ha convenido en denominar “tradición andina”.
(2) El mismo triple significado tienen, por ejemplo, “Olam” y Huntu” en las lenguas batués.
(3) La tradición andina es de transmisión exclusivamente oral, de modo que allí no hay libros, como tampoco hay, por cierto, relojes de arena; pero aquí tratamos de comprender las cosas en la medida de lo posible, y no de hacer “etnología”.
(4) En rigor, es el Mundo actualmente manifestado el que se halla “invertido” en relación al “Mundo de los principios”.
(5) Como los “dos pájaros” de que habla la tradición Hindú.
(6) Estas expresiones pertenecen a la “lengua culta” y no forman parte del habla popular.

viernes, 6 de noviembre de 2009

RECENSIONES DE LIBROS Y REVISTAS

Intisunqu Waman, Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia, Barranquilla, Editorial Mejoras Ltda., 2002, 206 páginas.



Acostumbrados a racionalizar los procesos de acercamiento a las diferentes experiencias a través de las que desarrolla su corta vida la especie humana, y a dejar a la filosofía aquellas preguntas para las que no tenemos una respuesta positiva, nuestra lectura del libro Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia de Intisunqu Waman, representa un llamado a la determinación del “genoma cultural” de los que vivimos en esta parte del mundo quinientos años después del desembarco de Cristóbal Colón en una soleada playa caribeña, y un especial motivo de reflexión para los que nos asomamos azarosos, en calidad de tele espectadores, a la “primera guerra del tercer milenio”.

Puede parecer presuntuoso que un occidentalizado trate de presentar a sus paisanos, cualesquiera que sean sus orígenes étnicos, un tema tan complicado, en un área que está fuera de sus especialidades, por lo que quiero trazar solo unas cuantas líneas acerca del lugar que ocupa, en la lectura de nuestra actualidad, la ocupación militar de las Américas y su posterior colonización por parte de pueblos europeos, así como el análisis y la propuesta de Intisunqu Waman.

Mira uno el mundo, a través de eso que llama Samuel Huntington el “Choque de Civilizaciones” para referirse a la tercera gran agresión que el occidente moderno hace al mundo árabe e islámico en los últimos 1.000 años, y no ve más que la repetición sistemática del esquema inescrupuloso de dominación que Europa y su descendiente más aventajado, los Estados Unidos de América, han querido imponer en el resto del planeta en la búsqueda insaciable del oro y el poder. No importa que el escenario sea Asia, África, Australia o las Américas; ni que el oro sea amarillo, negro, blanco o verde.

Por otra parte, si las cosas siguen como van, en unos quince años China poseerá el mismo producto interno bruto que los Estados Unidos y la Unión Europea, y si el impulso no se les acaba, o el occidente no le coloca palos en las ruedas, en 30 años China habrá sobrepasado a sus dos rivales. Luego la lucha por la supremacía se dará irremediablemente en el campo militar, en el de la desinformación periodística y en el de los reduccionismos culturales.

En desarrollo de lo anterior, los desembarcos de un presidente estadounidense en un portaaviones militar serán cada vez más frecuentes en nuestras pantallas de televisión, y el nacionalismo / mesianismo cristiano del pueblo norteamericano, incluidos sus periodistas, juzgará a sus desiguales a través de reportes fantásticos y mágicos, similares a aquellos con los que los cronistas de Indias impresionaban a sus castos connacionales que se habían quedado en Europa, con la descripción de seres humanos deformes, y por lo tanto “demoniacos”.

Naturalmente, las ansiedades que se generen en los occidentales y occidentalizados, receptores de semejante descripción del “horror” islámico y chino, y la sensación inducida de que realmente existe una amenaza inminente, fortalecerán el uso de la fuerza por parte de los agresores; y la empresa de uniformar al mundo en el reconocimiento de una supuesta superioridad que va desde la moral hasta lo policivo, dejará las manos libres a los actos de piraterías que desde las cruzadas hasta la ocupación de Irak, incluida la destrucción de las culturas originarias de América, han degradado la historia de la humanidad.

Y es aquí, precisamente en donde el libro Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia hace su afortunada aparición en escena. No es este libro de Intisunqu Waman una colección de datos cronogramados para ilustrar al lector acerca de los principales acontecimientos que tuvieron ocurrencia en las Américas durante los últimos quinientos años. Ni se limita a identificar las principales líneas de acción, tanto del occidente invasor como de los amerindios, y en esto es exitoso, en la conformación de nuestras nacionalidades y las manipulaciones que nuestros gobernantes hacen continuamente del discurso amerindio en la búsqueda de votos, sino que nos regala un análisis ilustrado y fácil de leer en donde queda muy poco espacio para el disenso.

Su principal mensaje, a nuestro modo de ver, es que necesitamos asumir seriamente la dinámica alienante, con que se presenta aún la historia, como un rasgo determinante de una agresión soberbia e insensata que un occidente malamente enriquecido hace a culturas mucho más elaboradas que la suya. Para ello el autor se apoya en la historia de su propio pueblo y en la forma como se ha logrado conservar parte del legado amerindio gracias al cuidado secreto de algunos de sus hijos más comprometidos.

Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia es un texto de obligatoria lectura, para la comprensión de los procesos históricos y para el conocimiento de la percepción cíclica que del devenir histórico tenían nuestros antepasados amerindios. No es un libro de pretendidos chamanismos indígenas, pero sí lo es sobre las ciencias tradicionales que se perdieron por la miopía de un invasor que no supo percibir que del diálogo entre civilizaciones podían surgir muchas y más grandes riquezas que las obtenidas tratando de calmar la insaciable sed de oro que le aquejaba.

Este es un libro para aquellos que gustan de mirar el pasado para encontrar en él las fuentes del futuro. Y después de su lectura tiene uno el palpito de que de pronto tiene razón y este mundo se está acabando, como se acabó el suyo, para surgir otro. Y ojalá esta vez salga uno mejor, digo yo.
Ivan Herrera Michel

(Recensión publicado en la revista trimestral, Abya Yala, Vol. 1, No. 1, Solsticio de Verano Boreal - 2003, Montreal-Canadá, pp. 95-98).

jueves, 5 de noviembre de 2009

RECENSIONES DE LIBROS Y REVISTAS

Vine Deloria, Jr., God is Red. A Native View of Religion, Fulcrum Publishing, Golden (Colorado), 1994, 313 páginas.


En este libro, el autor nos revela el conflicto que opone la espiritualidad amerindia y la religión cristiana. Como bien lo indica el título del libro, literalmente Dios es rojo, es decir la divinidad es piel-roja. El proyecto del autor consiste en proponer una suerte de rol mesiánico de las tradiciones amerindias para las Américas, en especial para la América del Norte. Vine Deloria Jr. demuestra que las tres religiones semíticas (judía, cristiana y musulmana) han llevado a la humanidad a un profundo callejón sin salida, en el cual ella se encuentra actualmente. Nuestro autor se apoya sobre el ejemplo de las numerosas masacres asi como otras injusticias infligidas por el “hombre blanco” (espanol, portugues, francés, anglosajon y sus descendientes), quien siempre se identifica como siendo “cristiano” cuando muchas veces se trata, en el mejor de los casos, de un materialista con máscara religiosa: éste es quien ha impuesto su religiosidad a los amerindios para justamente demostrar su supuesta superioridad intelectual.

En su exposición, nuestro autor de origen Sioux, insiste sobre la concepción diferente que tienen del tiempo, de la historia, de las relaciones interpersonales y de la importancia del cosmos, tanto el cristianismo, particularmente el moderno, como la espiritualidad amerindia. En otras palabras, entre la religión cristiana y la espiritualidad amerindia no existe, por lo menos en el plano formal, ningún punto de encuentro pese a los vanos esfuerzos que hacen actualmente las teologías llamadas de la liberación y de la inculturación.

Aquí resumo algunos puntos esenciales de su exposición:

Entre los pueblos amerindios, la historia como desplazamiento del tiempo no cuenta tanto como el espacio. Es el espacio natural quien determina la forma del ritual o de las ceremonias. En otras palabras, la experiencia espiritual de los amerindios en un determinado espacio es la que determina la forma del ritual o de la ceremonia. Este espacio es investido de poderes sagrados en sí-mismo porque, según los amerindios, es la Tierra la que porta por definición lo sagrado. El autor afirma que los amerindios tienen un superior conocimiento de la geografía íntima de la Tierra (geografía sagrada).

Según Deloria Jr., los pueblos amerindios tienen un mejor conocimiento de los cambios y cataclismos de la Tierra desde el comienzo de los tiempos. La experiencia de lo sagrado guía a todo pueblo amerindio a fin de que encuentre las medidas que van a ayudarlo a vivir sin problemas en una situación dada asi como a proteger el sitio que le es confiado por lo sagrado.

Entre los pueblos amerindios no encontramos una historia como la de Adán y Eva para justificar la presencia del mal en el mundo ni la necesidad imperiosa de combatir a dicho mal. El universo amerindio es fundamentalmente “bueno”, y éste procura toda la abundancia que necesita un pueblo a fin de que éste pueda encontrar su plenitud, y asi vive en armonía con todos los seres. No hay animales terriblemente peligrosos o maléficos ya que todas las formas de vida colaboran profundamente con este universo. Asi pues, los amerindios dirán que las piedras, los animales y los vegetales son también pueblos, naciones o comunidades.

Los amerindios no intentaran controlar jamás las creencias de los otros puesto que este no es el propósito de sus tradiciones. Según los amerindios, el Principio supremo jamás toma la forma de un ser humano, y si estos lo antropoformizan es por necesidad de hacerse comprender por el "hombre blanco", entonces lo llaman “Gran Padre”, “Señor”, “Creador”, etc. Esto se debe, entre otro, a que los amerindios no se representan al Principio supremo y sus hierofanias de la misma manera; hay tantas formas de representación de la "divinidad" como pueblos amerindios existen en el continente Abya Yala. Para los amerindios el Principio supremo es un Gran Misterio, sin nombre e incognocible, el cual se manifiesta gracias a su presencia benévola que guía sus pasos. Ellos no tienen una relación individual con la "divinidad", a pesar de esto tienen el conocimiento de su presencia benévola que protege a su comunidad, a su pueblo o a su nación.

Para los amerindios, la muerte tampoco les resulta algo amenazante, puesto que comprenden que se trata de otra etapa de la Vida.

Finalmente, el autor sostiene de que el universo espiritual amerindio se encuentra en total contradicción con el universo religioso del cristianismo moderno (cualquiera sea su forma o variante sectaria), debido a que este propone la existencia de un pecado original como causante de los males (linda forma de desresponsabilizarse de la maldad existente); a Jesús como único “salvador” de la humanidad (lo que se presta al monopolio sobre lo sagrado y al exclusivismo occidental); de la confesión y absolución de los pecados (esta practica ha contribuido a las masacres perpetradas por los invasores y colonos europeos durante su expansión colonial y su actual consolidación neocolonial mundial); de la resurrección y de la vida eterna (de hecho se trata de una suerte de materialismo transpuesto, de un morboso prolongamiento de la individualidad humana mas allá de la muerte, lo cual es metafisicamente falso); etc., es decir de ideas y concepciones que en resumidas cuentas han perdonado y aun perdona asi como tolera los peores crímenes y destrucciones que han cometido y cometen los europeos, eurodescendientes y occidentalizados contra los pueblos no europeos y la naturaleza.

Lise Archambault
(Recensión publicada en la revista trimestral, Abya Yala, Vol. 1, No. 1, Solsticio de Verano Boreal - 2003, Montreal-Canadá, pp. 99-101).

ISLA TORTUGA: CONTINENTE ABYA YALA


miércoles, 4 de noviembre de 2009

MENSAJE DE ARVOL LOOKING HORSE (Caballo que Mira)*


Mitakuye oyasin [mis parientes]:

Yo, Arvol Looking Horse (“Caballo que Mira”), Jefe de la Nación Lakota, Dakota y Nakota, quisiera pediros en este momento que entendáis la perspectiva autóctona en relación a lo que ha recientemente pasado (1) en esta parte del continente, al que nosotros llamamos Isla Tortuga.

Durante los últimos seis años he estado concentrado en un esfuerzo por reunir a la comunidad global a través de un mensaje que viene de nuestros ritos sagrados, para reconocer y consagrar un día para la Paz Mundial y la Oración, cada 21 de junio (2), como momento para unirnos espiritualmente, cada uno a nuestra forma y según nuestras creencias en el Creador [a quien nosotros llamamos Gran Misterio].

Hemos sido advertidos por los mensajes de las antiguas profecías [de nuestros ancestros] sobre los tiempos en que vivimos ahora, pero también es un importante mensaje de solución para acabar con los tiempos terribles que estamos pasando.

Para ayudaros a entender la profundidad de este mensaje, hay que reconocer la importancia de los centros sagrados [que existen en la Isla Tortuga]. Es importante que os deis cuenta de toda la conexión que hay entre lo que está pasando hoy día, con las masacres que han estado sucediendo en otras tierras al igual que en las Américas. He estado informándome de este importante asunto de los centros sagrados desde que tenía 12 años, cuando me traspasaron la Pipa Sagrada de la Mujer Bisonte Blanco y sus enseñanzas.

Nuestra gente se ha dedicado a proteger los centros sagrados desde el principio de los tiempos. Necesita haber una concienciación respecto a la protección de los centros sagrados que va más allá de los santuarios construidos por humanos. Nuestra gente ha levantado santuarios y objetos similares con los que se identifica y para recordar el significado y el poder del sitio sagrado. También hemos sido testigos de cómo se han destruido durante las últimas décadas, pero también vemos que lo importante es lo que está debajo de esos sitios. Estos lugares se han violado durante siglos y eso nos ha llevado a enseñar lo lejos que está llegando la inestabilidad a nivel global. Mirad a vuestro alrededor.

Nuestra Madre Tierra está muy enferma por estas violaciones y estamos a punto de destruir lo que dará de comer a las generaciones futuras, a los hijos de nuestros hijos. Nuestros antepasados han estado intentado proteger nuestros centros sagrados de las continuas violaciones, las llamadas sagradas Colinas Negras [Black Hills] en Dakota del Sur: « El corazón de todo lo que existe ».

Nuestros ancestros nunca vieron este sitio desde un satélite, pero ahora que tenemos esas imágenes gracias a las tecnologías modernas, vemos que tienen la forma de un corazón, y cuando se pasan rápido las imágenes parece un corazón latiendo.

Nuestros hermanos [de la nación] Diné han estado protegiendo Big Mountain, a la que llaman el hígado, y ahora que el carbón se está agotando, sufre y seguirá sufriendo más extracciones de carbón y los procesos venenosos que usan para sacarlo. Igualmente los aborígenes [de la Oceanía] han advertido de los efectos de la contaminación en los arrecifes de coral (por el recalentamiento del planeta), que para ellos es un purificador de la sangre de la tierra.

Nuestra agua sagrada también está contaminada. Los pueblos indígenas de las selvas húmedas [en la Amazonía] aseguran que estas selvas son los pulmones [de la tierra], y necesitan protección, [desgraciadamente] ahora vemos cómo el gobierno de Brasil ha aprobado la destrucción de cincuenta por ciento más en este sitio sagrado.

La nación Gwich’in tiene el problema del petróleo que hay en zonas protegidas de las costas del ártico, que los Gwich’in conocen como « el sitio donde empieza la vida ». Las llanuras costeras también son lugar de nacimiento de muchas otras formas de vida de las naciones animales. La muerte de estas naciones animales destruirá a las propias naciones indígenas en su tierra.

Si continúan estos desarrollos destructivos por todo el mundo, seremos testigos de más extinciones de naciones animales, vegetales y humanas, por el mal uso del poder del que ha hecho una parte de la humanidad, y su falta de entendimiento del « equilibrio de la vida ». Los pueblos indígenas advierten que este desarrollo destructivo causará una tragedia global. Hay muchas, muchas advertencias indígenas más sobre los sitios sagrados de la Madre Tierra y las conexiones [sutiles de la Madre Tierra] con nuestro espíritu que sin duda afectaran a las generaciones futuras. Estos pueblos sufren la contaminación y su forma de vida está siendo destruida en el momento en que os escribo esto.

Necesitamos movernos hacia otras formas de energía que sean seguras para todas las naciones sobre la Madre Tierra. Necesitamos hacer entender esto a las mentes modernas que continúan destruyendo el espíritu de nuestra Comunidad Global. A menos que no lo hagamos, el poder de destrucción se nos echará encima.

Nuestros antepasados dijeron que algún día el agua se vendería. En ese entonces eso era algo muy difícil de creer, porque había mucha agua, muy pura y llena de energía, nutrientes y espíritu. Ahora tenemos que comprar el agua pura, a la cual se le sacan les minerales y nutrientes; es simple líquido vacío [sin vida]. Algún día el agua será como el oro, demasiado caro como para permitírselo. No todo el mundo tendrá derecho a beber agua de forma segura.

No apreciamos ni honramos nuestros sitios sagrados, arrancamos los minerales y los regalos que yacen bajo ellos, como si la Madre Tierra fuera un simple recurso, en lugar de ser el origen mismo de la Vida.

¡Atacar a las naciones y tener que utilizar más recursos para seguir con la destrucción, en nombre de la Paz, y la eliminación no es la respuesta!

Necesitamos entender cómo todas estas decisiones afectan a la nación global, y que no seremos inmunes a sus consecuencias. Permitir la continua contaminación de nuestra comida y nuestra tierra está afectando incluso a la misma forma en que pensamos. Es claro que una enfermedad de la mente se ha incrustado en los líderes mundiales y muchos miembros de nuestra comunidad global, con la idea de que el exterminio y la destrucción de pueblos traerán la paz.

En nuestras profecías se dice que estamos ahora en un cruce de caminos, y que podemos unirnos espiritualmente como una nación mundial, o podemos hacer frente al caos, desastres, enfermedades y lágrimas en los ojos de nuestros parientes.

Es triste ver que sólo nos unimos espiritualmente cuando hay desastres, pero no debemos manchar eso con odio y deseos de venganza. Somos la única especie que destruye el origen de la vida, es decir a la Madre Tierra; en nombre del poder, recursos minerales y la compra de tierra, usando métodos químicos y guerras que están empezando a ser irreversibles, mientras que la Madre Tierra se está cansando y no puede soportar más impactos de guerra.

Os pido que os unáis a mí en esta empresa. Nuestra visión es para los pueblos de todos los continentes, sin importar sus creencias sobre el Creador, para que nos unamos, como uno solo en nuestros sitios sagrados en el momento sagrado que es conocido como, el solsticio de verano [en el hemisferio boreal y de invierno en el hemisferio austral], el 21 de junio, para rezar y meditar y comunicarnos unos con otros, y así promover un intercambio de energía que cure a nuestra Madre Tierra y consigamos una conciencia planetaria respecto a cómo conseguir la Paz.

Mientras pasan los días y nos acercamos al día de concentración, pido a las naciones del mundo que empiecen un esfuerzo en común para que sepan que todos y cada uno de nosotros estamos haciendo un esfuerzo por despertar, dando gracias por un nuevo día que se nos regala, y empezar a recordar a dar gracias por la comida sagrada que también nos regala nuestra Madre Tierra, para que la energía de la medicina pueda curar nuestras mentes y nuestros espíritus.

Este nuevo milenio nos acercará a una época de armonía o bien al fin de la vida tal y como la conocemos. Las muertes por hambre, guerras y desperdicios tóxicos han sido la tónica del gran mito del “Progreso y del Desarrollo” que se ha mantenido durante el pasado milenio.

Sobre nosotros, los Guardianes del Corazón de la Madre Tierra, recae la responsabilidad de echar atrás los poderes de destrucción [que imperan en el Occidente moderno y que este ha expandido por el resto del planeta]. Hemos llegado a un momento y lugar de gran urgencia. El destino de las generaciones futuras está en nuestras manos.

Debemos entender los dos caminos que somos libres de tomar: el camino espiritual, o el camino materialista. Es nuestra elección, de todos y cada uno de nosotros. Tú eres quien debe decidir. Tú solo y nadie más que tú puede tomar esta decisión. Decidas lo que decidas, es lo que serás, caminar con honor, o con deshonor para con tus parientes. No puedes escapar a las consecuencias de tu propia decisión. De tu decisión depende el destino del mundo entero. Debes decidir tú, no lo puedes evitar. Cada uno de nosotros está aquí en este momento y lugar para decidir personalmente el futuro de la humanidad. ¿Crees que el Creador iba a crear gente innecesariamente en medio de un peligro tan terrible? Sabe que tú eres esencial en este mundo: ¡Créelo!

Por favor, entiende tanto la bendición como los temores de tu decisión. Se te necesita desesperadamente para salvar el alma de este Mundo. ¿Creías que estabas aquí para algo menos importante? ¡En el Sagrado Circulo de la Vida, donde no hay principio ni final!

Mitakuye Oyasin, [mis parientes]

Jefe Arvol Looking Horse (“Caballo que mira”)
Guardián de 19ª generación de la Pipa Sagrada de la Mujer Bisonte Blanco

(Mensaje traducido del inglés por Intisunqu Waman, publicado en la revista trimestral, Abya Yala, Vol. 1, No. 1, Solsticio de Verano Boreal - 2003, Montreal-Canadá, pp. 48-30).

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NOTAS:

(*) Arvol Looking Horse, nacido en 1954, en la reserva de Pine Ridge, Dakota del Sur (EEUU); es el Gran Jefe de la Nación Sioux (Lakota, Dakota y Nakota), es el Guardián tradicional de 19ª generación de la Pipa Sagrada aportada por la Mujer Bisonte Blanco. [N. de T.]
(1) Se refiere a los sucesos del 11 de septiembre del 2001; este mensaje fue transmitido el 15 de Septiembre del 2001 [N. de T.].
(2) Fecha solsticial de gran importancia, sobre todo para las formas tradicionales particulares de origen polar. [N. de T.]