viernes, 6 de noviembre de 2009

RECENSIONES DE LIBROS Y REVISTAS

Intisunqu Waman, Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia, Barranquilla, Editorial Mejoras Ltda., 2002, 206 páginas.



Acostumbrados a racionalizar los procesos de acercamiento a las diferentes experiencias a través de las que desarrolla su corta vida la especie humana, y a dejar a la filosofía aquellas preguntas para las que no tenemos una respuesta positiva, nuestra lectura del libro Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia de Intisunqu Waman, representa un llamado a la determinación del “genoma cultural” de los que vivimos en esta parte del mundo quinientos años después del desembarco de Cristóbal Colón en una soleada playa caribeña, y un especial motivo de reflexión para los que nos asomamos azarosos, en calidad de tele espectadores, a la “primera guerra del tercer milenio”.

Puede parecer presuntuoso que un occidentalizado trate de presentar a sus paisanos, cualesquiera que sean sus orígenes étnicos, un tema tan complicado, en un área que está fuera de sus especialidades, por lo que quiero trazar solo unas cuantas líneas acerca del lugar que ocupa, en la lectura de nuestra actualidad, la ocupación militar de las Américas y su posterior colonización por parte de pueblos europeos, así como el análisis y la propuesta de Intisunqu Waman.

Mira uno el mundo, a través de eso que llama Samuel Huntington el “Choque de Civilizaciones” para referirse a la tercera gran agresión que el occidente moderno hace al mundo árabe e islámico en los últimos 1.000 años, y no ve más que la repetición sistemática del esquema inescrupuloso de dominación que Europa y su descendiente más aventajado, los Estados Unidos de América, han querido imponer en el resto del planeta en la búsqueda insaciable del oro y el poder. No importa que el escenario sea Asia, África, Australia o las Américas; ni que el oro sea amarillo, negro, blanco o verde.

Por otra parte, si las cosas siguen como van, en unos quince años China poseerá el mismo producto interno bruto que los Estados Unidos y la Unión Europea, y si el impulso no se les acaba, o el occidente no le coloca palos en las ruedas, en 30 años China habrá sobrepasado a sus dos rivales. Luego la lucha por la supremacía se dará irremediablemente en el campo militar, en el de la desinformación periodística y en el de los reduccionismos culturales.

En desarrollo de lo anterior, los desembarcos de un presidente estadounidense en un portaaviones militar serán cada vez más frecuentes en nuestras pantallas de televisión, y el nacionalismo / mesianismo cristiano del pueblo norteamericano, incluidos sus periodistas, juzgará a sus desiguales a través de reportes fantásticos y mágicos, similares a aquellos con los que los cronistas de Indias impresionaban a sus castos connacionales que se habían quedado en Europa, con la descripción de seres humanos deformes, y por lo tanto “demoniacos”.

Naturalmente, las ansiedades que se generen en los occidentales y occidentalizados, receptores de semejante descripción del “horror” islámico y chino, y la sensación inducida de que realmente existe una amenaza inminente, fortalecerán el uso de la fuerza por parte de los agresores; y la empresa de uniformar al mundo en el reconocimiento de una supuesta superioridad que va desde la moral hasta lo policivo, dejará las manos libres a los actos de piraterías que desde las cruzadas hasta la ocupación de Irak, incluida la destrucción de las culturas originarias de América, han degradado la historia de la humanidad.

Y es aquí, precisamente en donde el libro Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia hace su afortunada aparición en escena. No es este libro de Intisunqu Waman una colección de datos cronogramados para ilustrar al lector acerca de los principales acontecimientos que tuvieron ocurrencia en las Américas durante los últimos quinientos años. Ni se limita a identificar las principales líneas de acción, tanto del occidente invasor como de los amerindios, y en esto es exitoso, en la conformación de nuestras nacionalidades y las manipulaciones que nuestros gobernantes hacen continuamente del discurso amerindio en la búsqueda de votos, sino que nos regala un análisis ilustrado y fácil de leer en donde queda muy poco espacio para el disenso.

Su principal mensaje, a nuestro modo de ver, es que necesitamos asumir seriamente la dinámica alienante, con que se presenta aún la historia, como un rasgo determinante de una agresión soberbia e insensata que un occidente malamente enriquecido hace a culturas mucho más elaboradas que la suya. Para ello el autor se apoya en la historia de su propio pueblo y en la forma como se ha logrado conservar parte del legado amerindio gracias al cuidado secreto de algunos de sus hijos más comprometidos.

Tradición y Modernidad, una perspectiva amerindia es un texto de obligatoria lectura, para la comprensión de los procesos históricos y para el conocimiento de la percepción cíclica que del devenir histórico tenían nuestros antepasados amerindios. No es un libro de pretendidos chamanismos indígenas, pero sí lo es sobre las ciencias tradicionales que se perdieron por la miopía de un invasor que no supo percibir que del diálogo entre civilizaciones podían surgir muchas y más grandes riquezas que las obtenidas tratando de calmar la insaciable sed de oro que le aquejaba.

Este es un libro para aquellos que gustan de mirar el pasado para encontrar en él las fuentes del futuro. Y después de su lectura tiene uno el palpito de que de pronto tiene razón y este mundo se está acabando, como se acabó el suyo, para surgir otro. Y ojalá esta vez salga uno mejor, digo yo.
Ivan Herrera Michel

(Recensión publicado en la revista trimestral, Abya Yala, Vol. 1, No. 1, Solsticio de Verano Boreal - 2003, Montreal-Canadá, pp. 95-98).

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