Dr. Abdullah Hakim Quick, Deeper Roots. Muslims in Americas and the Caribbean From Before Columbus To the Present, London, Ta-Ha Publishers Ltd, 1996, 180 páginas
Según el Dr. Abdullah Hakim Quick, autor del libro que reseñamos, para la historia occidental el primer contacto con las Américas (continente Abya Yala) ocurre en el Caribe el 12 de octubre 1492 cuando Cristóbal Colon llega a la isla de San Salvador. En el mismo estilo y no más tarde que en 1987, eminentes historiadores americanos seguían aún escribiendo[1] que durante cientos de siglos, mientras que grandes civilizaciones nacían y se desarrollaban en África, en Europa y en Asia, en las Américas ¡no pasaba nada! y que la historia del “Nuevo Mundo” era la historia de la creación de una civilización donde ninguna había existido previamente. Por lo visto, escribe el Dr. Hakim Quick, poco importa que en los momentos en que llega Colon a las Américas se hablaban más de 2000 idiomas distintos, entre los cuales: 250 en América del Norte, 350 en la región de México y América Central y, unos 1450 en América del Sur. Con cuatro palabras, por así decirlo, la visión de dominación y de supremacía cultural occidental moderna borra la presencia de más de 75 millones de indígenas, llamados equivocadamente “indios” por Colon. En realidad, sostiene el Dr. Hakim Quick, la historia de las Américas y de sus pueblos cubre más de 20 mil años atrás. Es la historia de un continente rico de civilizaciones talentosas y prósperas, unidas todas por una visión de armonía con la naturaleza, con logros lingüísticos y filosóficos, con altas tecnologías, con construcciones de pirámides y con estructuras políticas altamente desarrolladas donde se respectaba a la mujer.
De la misma manera que el pensamiento occidental moderno menosprecia a los pueblos indígenas, así mismo ignora la presencia afro-musulmana que existe en las Américas antes de la llegada de Cristóbal Colon. El Dr. Abdullah Hakim Quick estudia esta presencia y su desarrollo hasta el año 1998. La divide en cuatro momentos históricos: el período de exploración y comercio, el período de la esclavitud, el del trabajo por contrato principalmente con indios (de la India), y finalmente el período del re-despertar y de la reconexión con el mundo musulmán.
Aunque esta reseña va a detenerse principalmente sobre el primer período, pero vale también decir que en el segundo período nuestro autor habla de musulmanes negros que llegan a este continente entre los esclavos africanos y cuenta como algunos pocos lograron regresar. En el tercer período, el Caribe ve la llegada de gente procedente de la India que contratados para venir a trabajar, fundan hogares y se quedan. En esos momentos, sin embargo, no hay ningún reconocimiento entre los musulmanes de origen africano e indio (de la India), sino más bien enfrentamientos raciales ocasionales. En el cuarto período, ya entrando en el presente, el autor recuerda los logros de acercamiento que están naciendo entre las dos comunidades. Llama a la unidad y al universalismo del mundo musulmán en el Caribe y espera que este trabajo sea continuada por otros. Con esta obra, el autor también espera contribuir a la reescritura de la historia del planeta.
Volviendo al primer período de exploración y comercio, nuestro autor habla de la civilización Olmeca que desapareció misteriosamente en el quinto siglo antes de la era cristiana, después de unos 1100 años de presencia civilizacional. Fue una de las más avanzadas civilizaciones del mundo, con grandes centros urbanos de aglomeración, con lujares espaciosos reservados a templos, a palacios y a escuelas, y tanto a mercados como a casernas para soldados. Las casas de las poblaciones estaban construidas sobre calles bien planificadas, con sus callejuelas por detrás. Tenían organizaciones sociales, económicas y políticas complejas, un sistema de calendario bien preciso aún hoy, utilizaban una escritura glífica y preservaban su historia escrita. Había corporaciones de artesanos y de comerciantes y tenían prácticas rituales en inmensas pirámides con unas cabezas grandes de piedra que se pueden ver aún hoy.
En efecto, se han descubierto estas cabezas de piedra al fin del siglo XIX en las zonas de Tres Zapotes y de La Venta, en la península del Yucatán. El asombro es grande pues estas tienen rasgos innegablemente africanos. Están datadas entre los años 800 y 654 antes de la era cristiana y los historiadores y arqueólogos concluyen que hubo contacto entre los Olmecas y la 25ava dinastía de Nubia (África) así como también con los fenicios. De igual manera, se ha encontrado también todo tipo de artefacto africano en terracota.
El Dr. Hakim Quick también habla de inscripciones del siglo VII antes de la era cristiana, de monedas romanas del IV siglo antes de la era cristiana y de monedas árabe-musulmanas del siglo VIII en las Américas. En el otro lado del Atlántico, algunos de estos contactos están documentados: el historiador y geógrafo musulmán Abul Hasan Ali Ibn Husain Ibn Al Masu’di (871-957), en su libro Muruj adh-dhahab wa maadim al-jawaha, escrito cuando Abdullah Ibn Muhammad era califa de Al-Andalus (en la actual España), nos informa que un navegador musulmán llamado Ibn Aswad cruzó el Océano Atlántico en el año 889 llegando a una “tierra desconocida” (llamado en árabe: ard majhoola); esta es actualmente identificada, según el mapa (ver Fig. 3), como la América del Sur. En el siglo XII Abu ‘Abd Allah Muhammad al-Idrisi (1099-1180), médico y geógrafo árabe muy famoso, quien se establece en la corte del rey de Sicilia, Roger II, cuenta en su extenso trabajo Kitâb al-Mamalik wa-l-Masalik, el encuentro de unos marineros que habían llegado a las Américas ¡y que se habían encontrado con un traductor árabe!
Los contactos son múltiples y las creaciones artísticas que nos quedan, son sus innegables testigos...
Carolina Pérez
(Recensión publicado en la revista trimestral, Serpiente Emplumada, Vol. 1, No 1, Solsticio de Invierno Austral - 2007, Trujillo-Perú, pp. 109-113).
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NOTA:
[1] La edición de 1987 del American History: A Survey, firmada por tres eminentes historiadores americanos Richard N. Current, T. Harry Williams, y Alan Brinkley (citado por Dr. Hakim Quick, Deeper Roots…, op.cit., p. 6).
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